lunes, 23 de enero de 2012

El Pacto Perón-Frondizi



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LAS ANDANZAS DEL CUCO CUBANO – IIa. Parte (final)
 
(El Cuco rinde su primer examen: la caída del Virrey Frondizi)
Completamos la publicación de este trabajo editado por Marcos Mario verle Patterson
 
Frondizi, siempre sonriente, se reúne con la nueva Patronal en septiembre
de 1961.En la fotografía: el Secretario de Estado de los EE.UU.
Dean Rusk (CFR), Frondizi, Kennedy y Miguel Ángel Cárcano.
El Pacto Perón-Frondizi
E
l jueves 1° de mayo de 1958, Frondizi asume como Presidente de la Nación. Ocho meses después, el miércoles 1° de julio de 1959, en la Habana se tiene la noticia de la fuga de Fulgencio Batista hacia Ciudad Trujillo (la vieja Santo Domingo). Cuba ya era del Cuco: ahora había que ponerse a trabajar para la sinarquía internacional con esa caja de herramientas poderosa que se llama Masonería: ella es la que tiene las llaves que abren todos los candados para que pase la farolera, y las que aflojan todas las tuercas.
Pero antes de estos acontecimientos habían ocurrido otros y en la isla caribeña sucederían algunos más que precipitarían los acaecimientos. El gobierno de la Involución Libertadora había llamado a elecciones para el domingo 23 de febrero de 1958. Con este motivo y a principios de este mes se firma el pacto Perón-Frondizi, cuya existencia no pocos han puesto en duda. Sin embargo poseo una copia mecanografiada que me fuera regalada por el doctor Enrique Pavón Pereyra y que después publicara íntegramente en su libro (Perón, el hombre del destino, Tomo III, pág. 142, Ed. Abril, Florida, Pcia. de Bs. As. 1973). El acta-acuerdo se encuentra firmada por Perón, Frondizi, Cooke y Frigerio.
Este documento, que es muy breve si pensamos en la importancia que tuvo, está dividido en dos partes: la primera contiene 5 apartados referidos al peronismo, y la segunda comprende 9 puntos, que son las medidas que debería tomar inmediatamente el doctor Frondizi y su gobierno después de asumir la Primera Magistratura, en el supuesto caso de que ganase la elección. Para el cumplimiento de estos puntos se otorgaba un plazo de 90 días corridos a partir del 1° de mayo, fecha fijada para la entrega del poder. Asimismo este acuerdo debería quedar en absoluta reserva hasta el 1° de agosto de 1958, pudiendo luego las partes darlo a publicidad o no, según fueren sus conveniencias.
Para finalizar este acápite faltaría agregar que, de acuerdo a la copiosa correspondencia que después se produjo entre Perón y personajes del movimiento en Argentina (Raúl Scalabrini Ortiz, que fallecería el 31 de mayo de 1959; Elena FernícolaMaría Granata directora del semanario Línea dura, órgano oficial del Movimiento NacionalJusticialista a partir de fines de marzo de 1958, etc.) resultaría: que este acuerdo tuvo varios meses de tratativas para su gestación (iniciado con Perón en Venezuela desde el 3 hasta el 23 de enero, y firmado a pocos días de su llegada a Ciudad Trujillo), y su insistente gestor fueRogelio Frigerio (que hizo dos viajes a Caracas por este motivo: el 3 y el 18 de enero; el primero público, el segundo en secreto). Sin embargo, al leer aquellos 9 puntos del acuerdo y conociendo la situación que se vivía en Argentina, resulta a simple vista que el pacto era imposible de cumplir, en todos o cualquiera de sus puntos. No hay que ser un genio para darse cuenta de esto. No obstante ello Frondizi lo firmó: ya estaba sentenciado, de un lado o del otro. O de los dos, como efectivamente se verificó.
Aramburu y Rojas tenían su peso y la Patronal los ayuda
Y
 digo esto porque del el otro lado, Aramburu y Rojas, tenían su propio peso específico, así como Perón tenía sus votos puestos en evidencia en julio del año anterior. Aramburu y Rojas eran agentes de la sinarquía internacional al ser miembros de la Masonería. Un ejemplo, nada modesto, explicará mejor esta cuestión. A mediados de 1957 la inteligencia venezolana determinó que el autor intelectual (y virtualmente material) de los atentados contra la vida de Perón en Venezuela, había sido el embajador argentino General Carlos Severo Toranzo Montero. Con este hallazgo se descubrieron otros dos atentados terroristas que habrían de perpetrarse contra Perón en esos días.
Por este motivo el Presidente Marcos Pérez Jiménez le dio a Toranzo Montero 48 horas para que abandonara el país, y le remitió a Aramburu todas las constancias obrantes en su poder, más con una síntesis dando los nombres y apellidos de los involucrados, tanto argentinos como venezolanos, a los que había mandado a la mazmorra, tratándolos de asesinos. Aramburu, siempre sensato y flexible, y a pesar de las evidencias contundentes, rompió relaciones diplomáticas con Venezuela. Tampoco inició, por parte de la Justicia Argentina, ninguna actuación para investigar la conducta dolosa de Toranzo Montero: un General de la Nación complotado con el hampa y el bajo fondo caraqueño para asesinar personas. Digo esto porque en el legajo personal de este general no figura ningún antecedente de este tipo, menos una sanción disciplinaria o un llamado de atención. Tampoco dice nada el norteamericano Potash, tan prolijo para algunas cosas y para otras no, aunque nunca ocultó sus simpatías por Toranzo Montero. No hay nada. Más aún: pronto lo veremos retozar por estas pampas como si nada hubiese pasado.
Unos 60 días posteriores a este bochornoso asunto, el 1° de enero de 1958 estalla una rebelión en la base aérea de Maracay contra el Presidente Pérez Jiménez. Su cabecilla es el Contraalmirante Wolfgang Larrazábal que aparece como un libertador. Las fuerzas leales al gobierno logran controlar la sedición. Pero dos semanas después sobreviene otra insurrección que esta vez triunfa y Larrazábal, un amigo personal de Eisenhower (el 50% de su carrera la había hecho en los EE. UU.), queda como Presidente de los venezolanos y la Patronal como Presidente del Petróleo: porque ha de saberse que poderoso caballero es Don Dinero. Todos los acontecimientos de aquella época tienen olor a petróleo, inclusive los que despellejaron a Frondizi.
Una poderosa flota norteamericana surta enfrente de Caracas desde la festividad de Año Nuevo, con el pretexto de hacer recalada, fue la garantía de esta sedición y efecto disuasorio para Pérez Jiménez que huyó despavorido. Digamos como la flota anglo-norteamericana en aguas del Río de la Plata el 16 de septiembre de 1955 (véase en Diario de Sesiones la denuncia del Diputado Oscar Alende del 28 de agosto de 1955), abastecida desde Montevideo por el temulento Presidente Batlle. O la que apareció en Santo Domingo, o en Santiago de Chile, o en Panamá, o en Trinidad Tobago, o en etc. No. No fuimos los únicos.
La apoyatura de los Septembrinos
A
 partir del año 1955 el movimiento masónico en Hispanoamérica toma un vigor inusitado. Existe un plan de vastos alcances. Es para adueñarse del poder social, político, económico y militar de las dependencias de servicio (los virreinatos del África Blanca). Y comenzaron por aquí, por el del Río de la Plata que, como siempre, es el conejillo de indias de los planes pilotos que fabrica e implementa la Patronal. Pero veámoslo mejor en esta secuencia cronológica que, con devoto cariño, he preparado:
  • 23 de septiembre de 1955, Lonardi se instala como Jefe de la Involución Libertadora y pronuncia su Discurso-Programa de la Revolución Libertadora: allí se condensa, todo lo que no habría de hacer porque no quiso, no lo dejaron o porque antes lo echaron sin asco. Al cumplirse el 25° aniversario de este golpe de estado el Almirante Rojas explicó claramente, en su discurso pronunciado en el acto central llevado a cabo en Córdoba, que Aramburu y él no tenían ni tuvieron nada que ver con Lonardi, “ni pueden identificarse por ser antitéticos.” (Véase esta barbaridad en Marta Lonardi, Mi padre y la revolución del 55, Epílogo, pág. 303, Ed. Cuenca del Plata, Bs. As., 2 de octubre de 1980).
  • 04 de octubre de 1955, un encumbrado cofrade de la masonería argentina le escribe a su jefe Fabián Onsari, residente a la sazón en Nueva York donde se encontraba recibiendo directivas, una curiosa carta que dice: “La Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, hizo un trabajo magnífico”, refiriéndose a la contribución hecha por la Iglesia para la caída de Perón. A esto no lo digo yo, varias veces tildado de fascista y de agente de la CIA. No. Lo dice un sacerdote ultra ortodoxo y antiperonista: el Padre Alberto J. Triana (Historia de la Masonería, pág. 324, Ed. Dedu, Buenos Aires, 11 de febrero de 1960. Aclaro: hay una edición de 1957 y otra de 1959).
  • 07 de noviembre de 1955, Lonardi aprueba los Estatutos de la Masonería Argentina. Los católicos de aquel entonces dijeron que fue un error que le hicieron cometer al catolicísimo de don Ernesto. Pero cuando éste, supuestamente, se dio cuenta del fraude, no se enmendó ni nada parecido. Ni lo echó a su Ministro del Interior, el masón Busso que lo hizo meter la pata, ni su cofrade, el marxista y ácrata Muñiz (íntimo también de Lonardi) que entregó diarios, revistas, radios, escuelas, cooperativas y universidades a la pléyade bolchevique, porque decía estaban en manos de fascistas). Y los Estatutos entraron a regir hasta el día de hoy. Ninguno de los que vinieron le quisieron poner el cascabel a este gato por miedo de que se los coma crudos y sin aderezos.
  • 13 de noviembre de 1955, después de la vergonzosa noche del 12 al 13 de noviembre y luego del veredicto dado por la Junta Consultiva sobre la persona de Lonardi, presidida por la británica Alicia Moreau de Justo, que votó la defenestración del Presidente (según lo cuenta Marta y Ernesto Lonardi en sendos libros), se instala el gobierno presidido por Aramburu y Rojas, ambos Grandes Maestres masones del Grado 33° en el REAAM.
  • 17 de noviembre de 1955, La Masonería pide se reconozca su personería jurídica.
  • 14 de diciembre de 1955, se otorga la Personería Jurídica a la Masonería Argentina con las firmas de Aramburu y de su ministro Laureano Landaburu.
  • 15 de diciembre de 1955, Jordán Bruno Genta publica el que después será un clásico: ¿Democracia Cristiana o Masónica? Este antecedente es valioso. Porque Genta fue partidario de la Revolución Libertadora. Pero era un hombre honesto y un cristiano cabal. En dos meses ya había descubierto que la Revolución era una Involución.
  • 23 de marzo de 1956, el Presidente Aramburu escribía un documento “comprometiendo su honor” a destruir “todos los vestigios de totalitarismo para restablecer el imperio de la moral, la justicia, del derecho, de la libertad y de la democracia”. Unos 106 días después de este “compromiso de honor”, haría fusilar a 33 personas sin causa formal ni debido proceso.
  • 27 de julio de 1956, explota una bomba en el Templo Masónico de la calle Cangallo 1242. El Gran Secretario Alcibíades Lappas lo comunica a la afligida Gran Logia de Méjico con estas palabras: “Eso (la bomba) nos indica que estamos en la buena senda y debemos persistir.”
  • 30 de julio de 1956, aparece el segundo trabajo de Jordán B. Genta intitulado La masonería y el comunismo en la revolución del 16 de septiembre de 1955 que, en verdad, no deja títere con cabeza.
  • 30 de agosto de 1956, para trabajar juntos “en la gran Obra” se suscribe un acuerdo entre la Gran Logia Argentina y el Gran Oriente Federal (GOFA), se hacen mutuas concesiones para unir la Gran Familia Masónica, ya en perfecto acuerdo con la Gran Logia Unida de Inglaterra.
  • 12 al 14 de octubre de 1956, en Concepción, Chile, tiene lugar la Segunda Convención Nacional de la Asociación de Centros Femeninos de la masonería, a la que concurre una delegación argentina de señoras. Casualmente entre las enlistadas encontramos a la señora Mirtha Legrand, que un año atrás se quejaba de haber sido perseguida por el Régimen Depuesto porque no se quiso poner el luto por Evita. ¿Se acordará de esto doña Mirtha? Porque están los diarios y las revistas que la pueden ayudar en su desmemoria senil.
  • 12 de diciembre de 1956, el Gran Oriente Federal Argentino (GOFA) ofrece un banquete fenomenal a la Gran Logia Argentina para sellar “fraternalmente” esta unión que quedó homologada definitivamente en 1957.
  • 10 de diciembre de 1956, tiene lugar en La Habana, Cuba (Batista era el Presidente de Cuba y ya llevaba 30 años de masón), la Séptima Conferencia Internacional de los Supremos Consejos del Rito Escocés de Antiguos y Aceptados Masones (REAAM). Concurren 18 países; no acuden 7 pero envías delegados, entre ellos Argentina por la muerte del Gran Comendador Fabián Onsari que mandó a un jovencito llamado Ernesto Sábato, alias Nunca Más y antes invitado a las comilonas de mediodía con el dictador Videla; 4 asistieron como oyentes por no haber sido reconocidos formalmente por la Gran Logia de Inglaterra y 3 enviaron sus representantes (entre ellos la República Española en el exilio). Al finalizar se determinó que la próxima Conferencia se realizaría en 1961. Casualmente en ese año quedaría finiquitado el tema Frondizi y se iniciaría el de los cohetes de Nokita Kruschev. Una casualidad.
  • 15 de diciembre de 1956, Jordán Bruno Genta publica la primera parte de En defensa de la Ley y de la Patria. Evidentemente Genta les había declarado la guerra.
  • 23 de abril de 1957, en la Tenida de “Confraternidad Masónica”, declarada en Asamblea, se cumple la incorporación definitiva del GOFA a la Gran Logia de la Masonería Argentina.
  • 20 de diciembre de 1957, Jordán B. Genta publica la segunda parte de En Defensa de la Ley y de la Patria. Con este trabajo Genta termina de desnudar a los septembrinos de 1955. Pero no es el único que los denuncia; también lo hicieron Antonio Castro, Fermín Chávez, Atilio García Mellid, Federico Ibarguren, Julio Meinvielle, Carlos D. Viale, Hugo Wast, José María Rosa, Pedro de Paoli, etc.
  • 14 al 20 de abril de 1958, en Chile se realiza la Cuarta Conferencia Interamericana de la Masonería, bajo la Presidencia del Gran Maestre de la Masonería chilena, Aristóteles Berlendis Sturla, bajo la Observancia de las Grandes Logias de Inglaterra y los EE. UU. Argentina estuvo representada por su Gran Maestre Agustín Álvarez (que se suicidaría 60 días después).
  • 17 de junio de 1958, se suicida el Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Agustín Álvarez,degollándose con una tijera que su señora usaba para hacerse los vestidos. Antes de morir había dicho que su muerte no ocasionaría perjuicios a la secta, porque “otro era el que empuñaba el mallete”. Pero no dijo quién era ni dónde estaba. Y como don Agustín era la máxima autoridad masónica en el país, pienso que el Malletero Mayor debía residir en el extranjero. ¿Tal vez en Inglaterra, en la persona del Príncipe Consorte y Duque de Edimburgo que la viene manejando desde 1953?
  • 01 de enero de 1959, sale editada la Masonic Guide and Calender (Distrito Sudamérica) de la masonería inglesa. Por ella nos enteramos que en 1951 había 26 logias masónicas inglesas en la Argentina, dependientes directamente de Inglaterra, a cargo del Gran Maestre James William Sharpes. En 1959 estas logias quedaron a cargo del Gran Maestre Reginaldo W. Haxell. La Logia “enlace” era la George Canning “que mancomuna a los hermanos elegidos de una y otra jurisdicción”. En esta Guía aparece la lista de todos los argentinos que servían fielmente a Su Majestad en la logias británicas de 1950 a 1958. ¿Qué papel jugaron estas logias en 1955? ¿Y el 2 de abril de 1982, de qué lado estaban?
  • 28 de febrero de 1959, en una Pastoral el Episcopado Argentino condena a la masonería (esta condena de un Episcopado es, prácticamente, única en el mundo).
  • 08 de marzo de 1959, el Gran Maestre Ian Drysdale publica como respuesta al Episcopado una lista de próceres argentinos que pertenecieron a la masonería. En realidad, de la extensa lista (que después hiciera suya Alcibíades Lappas en su libro La Masonería Argentina a través de sus hombres), solamente se queja un descendiente de Benjamín Gorostiaga acusándolo de mentiroso (en una solicitada en el diario La Nación). El resto no. Parece que don Drysdale tenía razón: decía la verdad. Drysdale también era presidente o integrante de un centenar de empresas (“La Familia Masónica”), que según la Guía de Sociedades Anónimas de 1959 tenían un capital que sobrepasada los 5.000 millones de pesos. El 80% de esta inmensa fortuna, según el mismo documento, se habría hecho a partir de 1956. ¡Qué suerte! Ahora díganme: ¿vale o no vale la pena ser masón? Si tengo ganas de salir a buscar una logia para afiliarme, ¿no le parece? Y usted lector, ¿qué dice que está tan callado?
A Frondizi lo hacen presidente   
Y
a he hablado del pacto Perón-Frondizi. Hasta ahora, que sea de mi conocimiento, nadie lo ha desmentido ni como hecho ni como documento. Pero en aquel ayer se lo tenía por mero panfleto (inclusive Potash, junto con otros, dudaba de que existiera y Vítolo, luego Ministro del Interior de Fronzi, dijo que se trataba de una maniobra política). Sin embargo, a la hora de firmarlo, parece que el General Perón tuvo en esto más dudas que certezas. Recién el lunes 3 de febrero de 1958 dio la orden para que los justicialistas votasen por Frondzi. Conjeturo que en manos del Consejo Superior y del Comando Táctico debió estar el jueves 6 como documento, y de la masa peronista, a través de la CGT Auténtica y de las 62 Organizaciones, a partir de ese fin de semana, aunque verbalmente (Línea Dura, viernes 21 de febrero de 1958).
Finalmente el domingo 23 de febrero se concreta en las urnas el gran enfrentamiento político: Frondizi se impondría con más de 4 millones de votos (casi el 45% del total del electorado que tuvo una asistencia extraordinaria del 86%), sobre Balbín que recibió el apoyo de más de 2 millones y medio de sufragios (alrededor del 29%). Pero aparece una novedad: se apuntaron alrededor de un millón de votos en blanco (un poco más del 10% del total). Pero, ¿qué había pasado? Era el ala más radicalizada del Movimiento Nacional que desoyó al Caudillo. Sí, como la División Aquino, la División del General Jerónimo Costa y como el Coronel Chilavert después de Caseros. Todos prefirieron morir antes de entregarse a Urquiza, La Aurora de la Libertad. Es que a veces es preferible morir de pie para no andar de rodillas.
El primero en comprenderlos fue el mismo General Perón: “Veo por su informe –le dice a Elena Fernícola en carta del 20 de marzo-, que la tarea de convencer a los peronistas no ha sido simple y me lo explico muy bien: votar por el enemigo repugna al espíritu peronista, pero las conveniencias de la lucha están sobre la pasión.” Pero él sabe que buena parte de la flor y nata del Movimiento Nacional reposa en aquel millón de hombres y mujeres que se quejan a través del voto en blanco, y por eso agrega: “En la emergencia, no quedaba otro recurso que impedir el continuismo y para ello era indispensable hacer triunfar en la elección a Frondizi.” Y contrariamente a lo que se podría esperar, el 23 de febrero de 1958 es tomado como un triunfo peronista. Nadie se acuerda de Frondizi, ni de Alejandro Gómez, la Araña Bípeda como le decía Azul y Blanco. No. Y en las calles no se hablaba de otra cosa.
Antes de entrega el poder Aramburu había concedido un aumento salarial al personal militar, el cual sintetizo en el grado de Subteniente para dar una idea al lector.
Grado
Antes de Nov 1957
1° de Nov de 1957
1° de Abril de 1958
Subteniente
$ 850.-
$ 1.540
$ 2.100
Se puede apreciar en el cuadro que el primer incremento es del 181 % y el segundo del 136%, lo que hace un total directo de más del 300%, en un país donde la inflación anual no sobrepasaba el 25%. Como entonces el dólar estaba a $ 6 la unidad, resulta que con los haberes de abril de 1958 un Subteniente cobraría 350 dólares. Claro está que aquellos dólares no son los de ahora, porque su poder adquisitivo era 20 veces mayor. De manera que para traer aquella cifra a nuestros días habría que multiplicarla por 20 (como mínimo) resultando que el último grado del escalafón de aquellos tiempos cobraría en nuestros días alrededor de 7.000 dólares. Esto prueba de paso, el grado de deterioro de los haberes militares en la actualidad y desde hace, al menos, un cuarto de siglo.
Como estaba previsto, aunque lleno de amenazas que decían no lo dejarían asumir, Frondizi se hizo cargo del Poder el jueves 1° de mayo de 1958, después de 32 meses de gobierno militar. La masa peronista no concurrió a la Plaza de Mayo para festejar el advenimiento para evitar la zarabanda que estaba preparada. Y como quedaba previsto Frondizi no cumplió con lo pactado dentro de los 90 días subsiguientes, que se agotaron el viernes 1° de agosto, según Perón en su correspondencia. Pero la fecha real, si se cuenta con detalle, vencía el lunes 28 de julio. Y no cumplió simplemente porque no podía, dado que iguales planes, pero con dirección y sentido contrarios, había consentido o firmado con el sector más radicalizado del Régimen (es decir la Unión Democrática militarizada). Tal vez pensó que desde el Poder se podrían subsanar o arreglar políticamente los desniveles y desencuentros: se engatusó a sí mismo. Ni el intento de aplicar la mano dura le sirvió. Lo que no tuvo en cuenta Frondizi, al hacer este engrudo engañoso, fue que, para solucionarlo, no tenía fuerzas y que en realidad estaba solo: los burgueses apolotronados, sibaritas y doctorales burócratas que le hacían de laderos, no estaban dispuestos a la lucha ni a sufrir un rasguño por su causa. Muy grandes los dos paquidermos para que los maneje un domador que no pasaba de alfeñique.
Pocos años después, como una momia venida de Júpiter que nunca supo ni entendió nada, el buenazo del doctor Illía, intentaría hacer lo mismo. Así le fue. Pero el creador de este nuevo zafarrancho fue Balbín, eterno perdedor, que jamás pensó que Illía ganaría aquella elección y lo colocó al frente de la comparsa para que se queme (subió con el 19% de los sufragios propios, más con un 4% prestado; total: un 23%). De este desaguisado que estoy repasando, Perón-Frondizi, sería responsable, ya lo he dicho, Rogelio Frigerio, un auténtico Rasputín, y por mucho tiempo, de la política criolla.
Se viene la catarata de crisis imparables
H
istoriar las crisis en el gobierno de Frondizi sería interminable. Libros enteros se han escrito sobre esta fiesta que le costó a la Nación cuatro años tirados a la basura. Gobernó Frondizi desde el 1° de mayo de 1958 hasta el 29 de marzo de 1962, en que lo mandaron de vacaciones, con todo pago y obra social que se la daba la Marina, a la Isla de Martín García. Digamos que duró 3 años y 10 meses aproximadamente, lo que hace un total de 1395 días si he contado bien. Como tuvo en este segmento de tiempo alrededor de 60 crisis de las cuales 30 fueron militares (cifras temerarias; porque el resultado es según como se cuenten estos desastres, por cuanto hubo aprietos que estuvieron formados por dos o tres desequilibrios al mismo tiempo), resultaría que Frondizi soportó, como promedio, una crisis cada 23 días de gobierno (1 de aquelarre por 23 de descanso). ¿Quién puede aguantar esto? Frondizi, el único. ¿Y qué país? La Argentina, la única. No busque el amable lector un parangón como este en la Historia: no lo encontrará ni en el genial Vidas Paralelas de Plutarco ni en los tiempos bíblicos de Matusalén.
La primera de estas crisis fue la renuncia de Gómez a la Vicepresidencia de la Nación. Al parecer aquella dualidad que se visualizaba en las publicaciones frondicistas (Qué para los allegados a la UCRI y País Unido para los de la UCRI propiamente dichos), así como el doblés de firmar un pacto con Perón y luego negárselo a Aramburu cuando lo mandó a llamar para pedirle explicaciones, más con las ambivalencias que parece haberle prometido a ciertos sectores empresarios de los EE. UU., se reflejaron después en los nombramientos que hizo Frondizi en su gabinete. Es decir, el nuevo gabinete tenía hombres de todos los matices donde él había frecuentado (excepto nacionalistas y peronistas) y tenía toda la apariencia de un gabinete de coalición. Y Gómez quería un gabinete de frente sólido, formado exclusivamente por dirigentes de la UCRI. No sé. Pero parece que esta fue la piedra de la discordia que se debatía entre Frigerio (extra partidarios) y Gómez (partidarios). El 10 de noviembre, Frondizi relevó a Frigerio del puesto que él mismo le había inventado: Secretario de Relaciones Socioeconómicas. Pero lo instaló en la Residencia de Olivos. El 18 de noviembre renunció a su cargo de Vicepresidente el doctor Alejandro Gómez.
El año 1959 se inicia con la huelga en el Frigorífico Municipal Lisandro de la Torre, ocupado por su personal (en todo parecido a la Semana Trágica en la Fábrica Vasena en 1919, tiempos de don Hipólito), que terminría con el desalojo por la fuerza (Clarín, 18 de enero de 1959). Se suspenden las elecciones programadas en varios gremios: como consecuencia renuncia el Ministro de Trabajo Alfredo Allende (íntimo de Frigerio) y se nombra en su puesto a David Blejer (viejo radical e íntimo de Frondizi). El 15 de junio los generales Raúl Poggi y Florencio Yornet hacen un planteamiento al Secretario de Ejército, General Solanas Pacheco. Al día siguiente fracasa una sublevación militar encabezada por el General Arturo Osorio Arana, el Almirante Toranzo Calderón y el Almirante Rial. El 18 de junio el General Reimundes (vinculado al Ministerio de Trabajo de tiempos de Lonardi y al peronismo sin Perón) es reemplazado por el General Rosendo Fraga.
A solicitud de Frigerio, el Presidente nombra el 24 de junio a Álvaro Alsogaray como Ministro de Economía y Trabajo, en reemplazo de Emilio Donato del Carril y de Alfredo Allende (de origen gremial) y se viene el “hay que pasar el invierno” y los bonos del “Empréstito Patriótico 9 de julio”, que deja en fundillos a los trabajadores. Durante el proceso electoral y después de él, Alsogaray fue el enemigo más acérrimo que tuvo Frondizi. Su nombramiento dejó estupefactos a todos. Este señor, símbolo eterno del fracaso inaudito, y él mismo un fracasado en lo personal, jamás superó el 9% en una elección, sin embargo lo encontramos formando parte de varios gobiernos y en otros como elemento de consulta insoslayable. Con Carlos Menem sería gobierno y, como Atila, tras de sí, no volverá a crecer el pasto por generaciones.
Al otro día renuncia el Secretario de Marina, el veterano Almirante Estévez que es reemplazado por el Almirante Gastón Clement (25 de junio). Una semana después renuncia Solanas Pacheco y lo reemplaza el General Elbio Anaya (30 de junio). Como estaba previsto en el acta-acuerdo, en los primeros días de agosto Perón viene a ponerle un aderezo a esta ensaimada: denuncia el quebrantamiento del pacto por parte de Frondizi. “Porque la situación en la Argentina –dice el General que ya estaba aprontando sus valijas para España- ha creado tal drama para los ideales populares nacionales que se hacía ya imposible mantener en reserva los solemnes compromisos contraídos y violados por Frondizi. En síntesis, lo denuncio por razones patrióticas.”
Anaya nombra al General Carlos Severo Toranzo Montero como Comandante en Jefe del Ejército. Sí, el mismo que perpetrara actos terroristas y que ponía bombas en Venezuela. Por su culpa había caído un Presidente en el extranjero, con el inestimable apoyo yanqui. Hacía poco que había regresado (mayo de 1959) junto con el General Bonnecarrère de Washington, D.C., a donde los había mandado el Presidente, en acuerdo con Solanas Pacheco, para sacárselos de encima (mayo y junio de 1958), por “ser jefes de incierta lealtad”.
 Al parecer Anaya, siempre travieso, hizo este nombramiento de Toranzo Montero a espaldas de Frondizi, haciéndolo regresar entre gallos y medianoche de su agregaduría en Washington, de donde volvería con filo, contrafilo y punta. Enterado que fue el Presidente, lo acepta aunque a regañadientes, pero le arranca la promesa de no producir movimientos de personal dentro del arma (era lo que Frondizi le había prometido a Aramburu, quien le había dejado “una máquina bien montada” para que le hiciera la vida imposible). ¿Cuánto puede durar una promesa en la boca de un delincuente terrorista? Nada. Exactamente nada. Y Toranzo Montero hizo los movimientos de personal que consistieron en salir a la caza de peronistas, nacionalistas y frondicistas, que, aunque el lector no lo crea, ya existían. Fue una purga so pretexto de hacer “una reestructuración del Ejército” (Alain Rouquié, Poder Militar y Sociedad Política en la Argentina, Tomo II, 1943-1973). Idéntica a la purga estalinista que haría unos años después Juan C. Onganía con el mismo pretexto: esto es, cambiar todo en el Ejército de manera que no cambie nada. Y, sin ir tan lejos, como la hecha por Martín Antonio Balza bajo la batuta y atenta mirada del Virrey Menemque miraba para otro lado.
Se pueden seguir concatenando estas crisis que fueron, de a una, degradando y perforando la imagen de Frondizi, su autoridad presidencial y deteriorando su prestigio, hasta dejarlo con tantos agujeros como un visillo tejido con piolín de macramé. No perderé más el tiempo con esto. Los invito a algo más sustancioso.
Las visitas del año: aparece el Libertador que aún no era Cuco
En el año 1959 Frondizi recibiría a tres destacadas personalidades políticas del mundo de entonces: el Presidente Sukarno de Indonesia, la Primer Ministro de Israel Golda Meir y Fidel Castro. Este último es el que nos interesa sobremanera. Como hacía muy poco se había hecho cargo de Cuba, aún no había mostrado la pata de la sota y por ello llegó a Buenos Aires en calidad de Libertador. Como Argentina estaba gobernada por Libertadores, la llegada de otroLibertador, resultó ser Libertador al cuadrado. Todos querían ver a esta maravilla, tocarlo, sacarse fotos y hacerlo firmar autógrafos.
Las fotografías de aquellos días impiden mentir. Las tres FF. AA. por riguroso turno le dieron edecanes militares que aparecen fotografiados con él. Se le rindieron honores de Jefe de Estado, con bandas de música y seguridad personal. Una larga cola de personalidades políticas, económicas y de la cultura, fueron al besamanos. Concedió entrevistas, siempre íntimas, dijo algún discurso halagador y, finalmente se entrevistó con Frondizi. Nadie sabe de qué hablaron, así como no se sabe a qué vino el Libertador. Algunos han sugerido que lo trajo la práctica mendicante, porque venía pasando el sombrero. Aquí buscaba un préstamo, tal vez en forma de bienes de capital (lo que 13 años después materializaría Cámpora con dineros del Pueblo), pagadero en caña de azúcar, huevos, naranjas y té de poleo. Cuentan también que Frondizi le habría prometido ese apoyo, que después se frustró por los acontecimientos en la isla.
Al regresar a la isla se produce la crisis azucarera. En los EE. UU. el Presidente Eisenhower había hecho votar por el Congreso la Ley de Azúcar. Apoyado en ella y con amplios poderes, dispuso una eventual rebaja de la cuota azucarera que tradicionalmente se le compraba a Cuba. En represalia el Libertadordecide confiscar dos compañías petroleras, la Shell y la Esso porque se habían negado a refinar petróleo soviético. Desde ese momento Cuba pasó a convertirse en un punto crucial del “enfrentamiento” Este-Oeste (ahí entramos nosotros sin beberla ni comerla). Kruschev hizo declaraciones en defensa deCubaHeisenhower le replica diciendo que “las declaraciones de Kruschev desenmascaran los objetivos soviéticos sobre este hemisferio (¡sonamos!). La declaración del Primer Ministro soviético –siguió diciendo el Presidente yanqui- refleja los esfuerzos de un país exterior (entonces por la doctrina Monroe nosotros somos país interiory de la internacional comunista para inmiscuirse en los asuntos del continente occidental (¿y cuando Inglaterra se inmiscuye por qué no se enojan los EE. UU?). El sistema internacional ya manifestó en más de una ocasión, a partir del tratado de Río, su repulsa al comunismo internacional.” Todo un circo bien armado. Fue de esta manera que el Libertador pasó a Cuco en menos que canta un gallo.
Pero hubo antecedentes previos. A poco de asumir el Libertador se había dedicado con ahínco a trabajar para obtener el título de Cuco malo que ostenta, aunque bastante desteñido, hasta el día de hoy. Comenzaron a alzarse voces disonantes sobre el porvenir de la isla. Primero fue el asunto de la reforma agraria y las denuncias sobre eventuales incursiones de cubanos exiliados en los EE. UU. Dos contrariedades que inician un proceso que se definiría, como hemos visto, con el correr de los meses. En el plano internacional, y tal cual estaba previsto por la Patronal, comienzan a enfriarse las relaciones cubano-norteamericanas. La causa de estos primeros disensos fue la detención de Hubert Mattos, otrora mano derecha del Cuco, acusado de traición (ignoro si traicionó al Cuco o a la Patronal), y la desaparición en un accidente, no definitivamente comprobado, de otro secuaz del LibertadorCamilo Cienfuegos.
La última vez que estuvo el Cuco en Buenos Aires invitado por el diletante esquizo-paranoide, dijo que en Cuba no había desaparecidos. Aquí le dejo uno que le costará un triunfo explicar. Y no le hago recordar los 75.000 muertos con nombre y apellido que se le atribuyen en su mandato, respetuoso como soy de su senilidad. A los que murieron en las cárceles, también con nombre y apellido, después de 30 y 40 años de prisión por el solo hecho de disentir con el Cuco, a esos no los cuento.
La severidad de Carlos Severo
C
ontrariamente a lo que dice la tradición oral militar, el General Carlos S. Toranzo Montero no era salteño. Tampoco su familia, donde todos sus miembros y parentela eran militantes de la UCR. Más aún, él no era ni siquiera argentino. Efectivamente, había nacido en Italia el 8 de julio de 1902 y fue argentino por opción después de muchos años. Sin embargo no hay constancias escritas de que haya renunciado en algún momento a la ciudadanía italiana. Por ello citarlo como ítalo-argentino sería lo más atinado.
Había ingresado al Colegio Militar el 1° de marzo de 1919 y egresó como Subteniente de Caballería el 20 de diciembre de 1921, formando parte de la Promoción 46ª de las Armas, en la cual, y casualmente, es uno de los últimos sobre un total de 96 egresados. En su legajo personal no hay nada destacable, siendo por las justificaciones, uno más del montón. No se diplomó como Oficial de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra, como dice Potash y otros, y por eso solamente se le entregó un Certificado de Egreso del Curso de Estado Mayor (CEEM). Sin embargo Toranzo Montero usaba en su uniforme el emblema de Diplomado de Estado Mayor, lo que es lisa y llanamente un delito que se llama usurpación de título.
El General Carlos Severo Toranzo Montero se retira del despacho del Presidente Frondizi.
Le acababa de pedir la cabeza del General Anaya.
Es decir, su cireneo, el que lo había llevado al puesto que detentaba. Frondizi se la entregó en bandeja.
Para Toranzo Montero, y personas de su mentalidad, todo individuo que se opusiese a las políticas y designios de los EE. UU., sea civil o militar, Presidente o albañil, era un peronista, un comunista o un nacionalista que había que eliminar.
 
Fue entonces que Carlos Severo, por haber estado en el período de 1919-1921 (lo hicieron Subteniente en dos años y siete meses: así que de mocito ya era milagroso), fue un cadete del Coronel Agustín Pedro Justo, que fuera Director del Instituto por más de 10 años, hasta 1922 en que el Presidente Alvear lo asciende a General y lo incorpora a su círculo íntimo nombrándolo Ministro. Nueve años después Justo sería Presidente de la Nación inaugurando la Década InfameTodos los golpistas de 1955, de Lonardi y Aramburu en adelante y hasta Jorge Rafael Videla y Bignone, fueron cadetes de Agustín P. Justo, como Director del Colegio Militar o como Presidente, por cuanto siguió influyendo abiertamente en los destinos del Instituto. DonAgustín Pedro, hijo y nieto de masones, es el fundador de la logia masónica militar General San Martíncreada (1921) para sabotear al Presidente Irigoyen (véase en detalle a Robert A. Potash, op. cit., Tomo I, pp. 29 a 35). Este antro satánico aún pervive, funcionando dentro del mismo Colegio Militar, y cuyos dos últimos ejemplares reconocidos han sido Martín Antonio Balza y su sucesor, Guillermo Brinzoni, ambos de reconocida actuación dentro de la secta y fuera de ella (véanse los avisos fúnebres en los periódicos por la muerte de Brinzoni).
Muchas veces se ha confundido a Carlos Severo con su hermano, Federico Guillermo, nacido en Córdoba nueve años después, que también fue General perteneciente a la Promoción 57ª de las Armas, donde, como su pariente, figura entre los últimos 144 egresados (se ve que esto de ser últimos de promoción era una tradición familiar). Cuando Federico ascendió a General de División, su hermano Carlos Severo, autor del ascenso, no le dio por destino el mandar Cuerpos de Ejército. No. Lo nombró Director de Remonta y Veterinaria, para repartir pasto y avena al poco ganado que le iba quedando al Ejército.
De manera que por estas evidencias, entre Toranzo MonteroOnganía y Balza las diferencias son muy pocas, y los tres fueron autores de purgas fenomenales en el Ejército, particularmente de Oficiales y Suboficiales peronistas y nacionalistas (por ejemplo: se calcula que un 33% de la fuerza tenía estas ideologías en 1983). Quiera Dios que algún día se publiquen los conceptos  vertidos por todos los oficiales instructores sobre el cadete Toranzo Montero, el cadete Onganía y ni qué hablar del cadete Balza. A esto lo tiene que conocer la ciudadanía.
En cambio Balza (su oficial instructor de Tercer Año, escribe con tinta roja diciendo que “es inimaginable suponer que este cadete pueda ser un Oficial del Ejército Argentino” por lo que recomienda “su baja inmediata y definitiva”), es un resentido social que exuda odio. Balza, que bailó con todos el vals de los novios (de peronista recalcitrante, a gorila sin abuela, de allí a menemista de la primera hora y hoy embajador kirchnerista, mañana, ¿quién sabe?), se dedicó exclusivamente a los nacionalistas con las inestimables ayudas de Aldo Rico y de Mohamed A. Seineldín que se los pusieron en bandeja de plata, con una manzana en la boca y un ramito de perejil en las orejas. Luego, el primero de estos dos, Rico, se hizo politicastro charlatán. El segundo, la jugó de mártir y llorón. Pero los dos fueron funcionales a la Patronal. A las pruebas me remito.
Retornamos a nuestro personaje. El miércoles 2 de septiembre de 1959, el Secretario de Ejército, General Anaya, cansado de los cambios que iba introduciendo Toranzo Montero por su cuenta, y siendo la mayoría de ellos inconsultos e infundados, decidió echarlo sin miramientos. No cabe duda que la decisión contó con la apoyatura del Presidente Frondizi, dado que, inmediatamente, se nombró un reemplazante interino.
Como la destitución se produjo a escasas semanas del nombramiento subrepticio de Toranzo Montero, ocurrió que sus corifeos (todos ellos recelosos del Presidente), plantearan una abierta oposición a la medida, la cual tomó forma de una rebelión. “En septiembre del 59 –dice Félix Luna- el Comandante en Jefe del Ejército, uno de los más caracterizados gorilas, formula acusaciones contra el gobierno y se coloca en estado de virtual insurrección. Se lo releva; el Comandante no acepta su reemplazo; se envía un cuerpo motorizado para desalojarlo de la unidad donde estaba atrincherado; y cuando parece inevitable un choque, el Presidente acepta la renuncia de su leal Secretario de Guerra (Anaya) que había ordenado la represión, y la reposición en su cargo del insurrecto. La medida desalentó a los sectores militares legalistas y produjo consternación en el partido oficial” (Félix Luna, De Perón a Lanusse).
La chirinada que se extendió, entre una cosa y otra, hasta el sábado 5, tuvo por principal y excluyente vencedor de la crisis al General Toranzo Montero, quien pudo llevar a la práctica su anhelada reorganización del Ejército (léase la purga estalinista). Con la ayuda de Larcher modificó a su gusto la conducción del arma. Todos los Generales de División, que habían permanecido expectantes para ver qué tajada podían sacar del aquelarre septembrino, y tres Generales de Brigada, especuladores como los otros, fueron pasados a retiro. Con el General Reimundes, se tomó igual medida. Y los ascensos de fin de año estuvieron influenciados por estos hechos: Larcher nombró una Junta de Calificaciones en la cual 6 de sus 7 miembros eran generales que se habían solidarizado con Toranzo Montero el 2 de septiembre. Ellos, en el papel de verdugos, pasaron la guadaña por arriba por debajo y a los costados del escalafón. El viejo truco, dirá el lector. Sí: pero esta es la forma como arreglaban las cosas estos sujetos.
Sueltas las manos, que hasta entonces habían estado condicionadas por Anaya, Toranzo Montero preparó al Ejército “para una lucha sin cuartel contra el comunismo y el peronismo”, por cuanto consideraba que este último era “un conglomerado de delincuentes vinculados entre sí con sentido de poder”, que pretendía “retornar al estado totalitario”, tal como lo reclamó en la reunión de generales del lunes 14 de marzo de 1960. Pero para el logro de estos fines Toranzo Montero debió presionar al Presidente Frondizi, exigiéndole que expulsara del país a los adherentes de aquellas ideologías.
Se inicia la época de los submarinos fantasmas
E
sta nueva lacra nacional, un invento a todas luces, se desató sobre el aporreado pueblo argentino el domingo 30 de enero de 1960. Resulta que los patrulleros King y Murature, y el destructor Cervantes, localizaron en las cercanías de Puerto Madryn, a un submarino intruso (los capitanes del King,Murature y Cervantes habían sido manos derechas de Rojas en 1955, es decir, una garantía: la gavilla). De inmediato toda la Marina de Guerra se movilizó para la búsqueda, la cual llevó varias semanas. El jueves 17 de febrero se informa que ha aparecido una segunda nave que posiblemente venía en apoyo de la primera (Clarín, 18 de febrero de 1960). A la búsqueda tenaz se suman los aviones CatalinaCorsario y Neptuno portando cargas de profundidad. Emocionante esto de ver a la Marina de Guerra en la defensa de la soberanía nacional. Si hasta se me pone la piel de gallina.
Pero, ¿cuál Marina de Guerra? Sí, la Marina de Guerra que cuatro años atrás, con el apoyo de una escuadra anglo-norteamericana que la abastecía en donde está actualmente el Pontón Recalada, bombardeaba las ciudades ribereñas de la Provincia de Buenos Aires, y amenazaba con los depósitos de petróleo en Dock Sur y de la refinería de YPF en La Plata, si no dimitía el Tirano Sangriento. Y los aviones CatalinaCorsario y Neptuno que participaron del bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, dejando un saldo de 620 muertos y alrededor de 2.500 heridos y mutilados. ¡Qué emoción! Esto es enternecedor, no me digan que no.
A los pocos días de esta última noticia se comenzó a ver la pata de la sota, o por mejor decir, el color del submarino fantasma. El senador Lucio Racedo formula una declaración afirmando que “debe actualizarse en armamento de nuestras fuerzas armadas, ya que están equipadas con elementos antiguos y es imprescindible adecuarlas a las necesidades de la guerra moderna para defender nuestra soberanía.” No diga el lector que no es un propósito loable.
El segundo color de este submarino misterioso no debe buscarse aquí, sino allá, en Cuba donde, como ya lo dije, había detentado el poder el Libertadoramigo azúcar de por medio pasó al papel de Cuco enemigo, para el cual fue creado. “Pocas veces antes, de una revolución–dice una publicación- fue saludada casi unánimemente por las ideologías del mundo como la cubana. Es que Fulgencio Batista cosechó odios a diestra y siniestra”. Escoliode donde viene a resultar que todas las ideologías del mundo son lo mismo, o están en lo mismo, u obedecen al mismo Patrón. O todo junto y a la vez. Quiero ver algún torito que me salga a desmentir esto. Le anticipo al bovino que tendrá que trabajar mucho. Yo sé lo que le digo.
De manera que ya se estaba montando el guión para la Gran Farsa: el submarino era ruso en coordinación con el Cuco cubano, y el Gobierno Nacional(Frondizi) que entregaría la Patria al Eje del Mal. Esta monserga insostenible, ridícula y risible, fue el caballito de batalla con la que el Pueblo argentino sería sometido a la peor de las expoliaciones, atentados, muertes, secuestros y la caída de gobiernos constitucionales.
Mientras los marinos bombarderos buscaban el submarino bicolor (ruso-cubano), sobre un total de 20 millones de habitantes, existían 5.961.000 pobres en estado de miseria absoluta; el 55% de la población no tenía vivienda propia; aparecieron enfermedades que parecían desterradas como la tuberculosis; mientras un informe especial daba cuenta que morían 5 lactantes por hora. En el Partido de La Matanza, a las puertas de la Capital Federal, la mortalidad infantil antes del primer año de vida llegaba al 148 ‰, y entre el primero y el quinto año alcanzaba el 248%. Y a esto no lo digo yo, tildado de agente de la CIA por un señor Diputado de la Nación, sino que lo dijo Alsogaray, el Ministro de Economía de Frondizi (Crónica de Siglo y medio, pág. 509).
“El presupuesto ordinario de la Nación fue saqueado como botín de guerra –decía Antonio Cafiero-. Solamente en 1956 ingresaron a la administración 118.426 agentes nuevos; las embajadas triplicaron el número de sus funcionarios; el dispendio y el derroche sustituyen a la parsimonia y la prudencia, a todas luces evidentes, que les precedieron”. Y agrega más adelante: “Es durante este período que el nivel de precios pasa de un índice de 689.7 puntos en septiembre de 1955 a 1610.6 puntos en diciembre de 1956; o sea aumenta 133%, 6 veces mayor que en el trienio anterior” (Antonio Cafiero, Cinco años después).
A las 22 horas del 19 de abril, Alsogaray pronuncia un discurso-mensaje por radio y televisión  y le dice al pueblo: “Trabajen con fe y confianza: el gobierno está dispuesto a sostenerlos. Sé que estamos mal, pero vamos bien.” (Clarín, 20 de abril de 1960). Como puede observar el sufrido lector, la frase dicha por don Carlos Saúl treinta y pico de años después, ya tenía dueño, que era su Papá. Y el riojano ya tenía a este Papá y a su hijita a su lado, gobernando con los Peronistas Renovadores quelos aplaudían a rabiar. Fue de esta manera como la caterva de infames se ha reído del Pueblo Argentino.
A este cuadro dantesco vino a sumársele la elección del Alfredo L. Palacios como senador nacional por la Capital Federal. Palacios, un masón de toda su vida, no ocultaba sus simpatías por lo que estaba pasando en Cuba, olvidando así su actitud de pseudo reformista que caracterizó su carrera de sanguijuela chupa sangre del erario público. Famoso por sus diatribas e insultos a la Santa Fe Católica junto con Juan B. Justo. Pero además, Palacios había triunfado con los votos peronistas, a pesar de haber sido un hombre de la Unión Democrática, conspirador contra el gobierno constitucional, y que se había plegado a la Involución Libertadora que lo nombró embajador en el Uruguay con unas buenas rupias para la faltriquera que era lo único que le interesaba a este cachivache valetudinario.  
Como si esto fuese poco el jueves 20 de abril de 1961, Frondizi se reunió en Uruguayana con el Presidente del Brasil, Janio Quadros. Este Quadros, un masón recalcitrante muy parecido en sus eructos al socialista Norteamérico Ghioldi, había manifestado su abierta simpatía hacia lo que estaba pasando en Cuba. Esto indignaba a los seguidores de Toranzo Montero (sorprendido con las manos en la masa para dar un golpe), que ya había sido destituido y pasado a retiro el miércoles 22 de marzo, quedando al frente del Ejército el Secretario del Arma, General Rosendo María Fraga. Porque suponían que Brasil arrastraría a Argentina hacia un bloque neutralista “que daba la espalda al mundo occidental y cristiano” (estos ácratas y masones hablando de occidente y de cristianismo; pero observe el lector que lo de occidental y cristiano son palabras tomadas del mensaje de Eisenhower). Para colmo, a su regreso de la entrevista con el brasilero, Frondizi echó sin conmiseración a Álvaro Alsogaray (lunes 24 de abril), nombrando en ese cargo al nunca bien ponderadoRoberto Teodoro Alemann. De donde sale el dicho que nunca falta un roto para un descosido. O aquel que cambió la rubéola por la viruela.
La patronal manda a Ernesto, el Cuquito
E
n este ambiente terriblemente hostil, la Patronal habría de darle un jaque a Frondizi. Pero no fue mateJaque nada más. Aunque ellos pensaron que seríamate. Para hacerlo se deberían reunir dos condiciones; la primera: que todo parezca de manera casual y, fundamentalmente, que la Patronal no aflore por ningún lado; la segunda: que en el caso de ocurrir algo, se hiciera con mano de obra aborigen, digamos como en el ’55. Estas dos premisas, un clásico de la Patronal, se verificaron después. Pero Frondizi debía caer. En el asunto de los contratos petroleros, donde la Standard Oil, la Esso y la Shell no obtuvieron los que ellos aspiraban (Mendoza y Comodoro Rivadavia al sur) y la negativa porfiada de Frondizi a tomar créditos de la usura internacional, les había colmado la medida, entre otras cosas.
Antes de irse de la Presidencia de los EE. UU. que ocupaba desde 1952, Eisenhower le dejaría el paquetito armado a su sucesor, John F. Kennedy: el 3 de enero anuncia que su paciencia ha sido rebasada por Cuba. Porque el gobierno cubano le exigía que la legación norteamericana de unas 500 personas (¡una embajada con 500 personas!), debía quedar reducida a 11. Se enojó el héroe de Normandía. A partir de entonces aparecieron insistentemente las denuncias de una posible invasión a la isla por parte de los EE. UU. Como se puede ver, toda una farsa hecha y derecha, imposible de digerir. Pero la misión estaba cumplida: el Cuco ya era enemigo y su figura se podría blandir amenazante. Y así fue entregado como regalo al nuevo Sinarca que pasó a la posteridad como El Bueno.
El 14 de marzo, Kennedy expone ante los embajadores de África Blanca los puntos fundamentales de su Alianza para el Progreso, “un plan destinado a transformar la década de 1960 en una década de progreso democrático”. Pera esta cruzada yanqui, el buenazo de Kennedy (el monumento más grande del mundo erigido a Kennedy se encuentra en Quemú-Quemú, Provincia de La Pampa, Argentina, con más de 70 m de altura; figura en las cartas de navegación aérea internacionales), había pedido al Congreso 600 millones de dólares para ayudar a los países situados al sur del Río Bravo. Una ayuda magnífica. Por favor veámosla: Africa Blanca tenía en 1961 unos 300 millones de habitantes; si se hace el cociente de 600 por 300,  resulta que la tal ayuda yanqui era de 2 dólares por cada africano blanco. O en otras palabras: para Argentina que tenía 20 millones de habitantes, la alícuota que le correspondería era de unos 40 millones de dólares. Y, ¿qué más querían estos indígenas? Demasiado que les daban algo y ya se andaban quejando, ¿no les parece? Y, ¿qué podría hacer Argentina con ese dinero? Nada: 40 millones era la octava parte de lo que necesitaba Argentina para equilibrar la balanza de pagos del comercio exterior. ¡A bueno, pero eso es otra cosa! La voluntad de los hermanos yanquis de ayudarnos estuvo. No la aprovechamos. Fue una pena.
Ernesto “Che” Guevara había sido designado por el Cuco como Ministro de Industria en una país que no tenía ni tiene industrias. De manera que la recompensa a este héroe fue darle un sello de goma. Digamos que un escritorio, un banquito y una resma de papel (tal vez desde allí escribió su Tratado de Economía que es para morirse de risa; los marxistas no lo reeditaron nunca, ni lo mencionan, de puro malos que son; tampoco se lo dieron a leer a la juventud para que dejen de ser tan amargos).
¿Los cubanos considerarían a Guevara como un inútil? ¿Por qué, digo yo de puro fascista, siendo médico no lo pusieron a cargo de la Salud Pública? En verdad, ¿en qué ocuparía sus tantas horas vacas que en las documentales lo vemos trabajan de albañil? ¿Cómo mataría el tiempo esta insigne personalidad? Pero el Cuco, que lo conocía bien, no le dio el manejo de los otros ministerios, ni lo dejó pasar por la vereda de ellos, ni para pedir un vaso de agua. Siguiendo el itinerario de Guevara, da la sensación de que en la Habana, estaba sobrando. Dicen que cuando se fue de Cuba estaba peleado a muerte con elCuco (cosas de masones seguramente). No sé. Pero después de muerto en Las Higuerillas, Bolivia, el Cuco le sacó más jugo que a cien naranjas de esas bien piponas. Un momento: ¿el Che Guevara da jugo? En el 2006 una empresa norteamericana de Miami facturó 52 millones de dólares vendiendo camisetas, gorros, banderines, afiches, calcomanías y otras fruslerías con la imagen del “Che”. ¿Esto es leche o no es leche? Y los muchachos de aquí compran la camiseta del “Che” hecha en los EE.UU. ¿Cómo se ingiere esta ensalada de zanahorias con palmera?
Ernesto “Che” Guevara, como Ministro de Industria de Cuba, había asistido en Punta del Este (un lugar paquete para tratar temas de la pobreza), a la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social, en el cual se aprobó llevar a la práctica la Alianza para el Progreso, propuesta por Kennedy. Ahora bien: sobre esta presencia y su desempeño en tal evento, los bolcheviques telúricos y los liberales perdularios han derramado torrentes de tinta y han empleado miles de resmas de papel. Como no tengo la enjundia de estos doctos, hago una sola pregunta, sencilla en extremo: ¿qué hacía el “Che” Guevara en aquel seminario? Me han dicho que fue porque lo invitaron, y agrego siempre de metido, y porque el Cuco y él aceptaron. Porque podrían haber dicho que no. Pero respondieron a la llamada de la Patronal estando fuera de ella. ¿Pensaban acaso recibir algún mendrugo de aquellos 600 millones de dólares a repartir? ¡El Cuco, todo un señor, altivo, hidalgo, peleador, metido para garronear unas migajas yanquis! No. No puede ser. Aquí debe haber un error.
Pero el “Che”, que se cayó a la asamblea con todo su atuendo guerrillero para aparentar más horripilante, venía con otras misiones dadas por la Patronal y ya en papel de Cuquito. Para que todos los virreyes de África Blanca viesen que el Cuco y su enviado, estaban en la vereda de enfrente de la Patronal,Ernestito protagonizó varios choques verbales con el representante de los EE. UU. , Douglas Dillon (CFR). Es decir, aparentaba pelearse con uno de los cerebros que habían creado al Cuco y hasta un año atrás lo ayudaron monetaria y logísticamente, saboteando a Batista y apoyándolo con la prensa mundial, hasta que logró el triunfo. Pero, ¿quién puede tener una garganta tan ancha para tragarse semejante sapo? De todas maneras la primera parte de la misión delCuquito estaba cumplida. Faltaba la segunda.
Terminada esta parodia, y sin que nadie sepa cuándo ni porqué, aunque muy secretamente el viernes 18 de agosto de 1961 el Cuquito cruzó el Río de la Plata en una avioneta privada, so pretexto de visitar a un familiar enfermo. Ese día se entrevistó con Frondizi en la residencia de Olivos. Nadie ha explicado las preliminares de este asunto. Sin embargo conjeturo, después de estudiar este asunto con cierto detenimiento, que la idea fue del “Che” Guevara (a instancias del Cuco a órdenes de la Patronal), aceptada de inmediato por Frondizi que pisó el palito; y el Ministro de Economía, Roberto Teodoro Alemann, fue el enlace y el interlocutor válido que hizo todos los arreglos. Por esta razón se los vio sentados juntos y conversando animadamente durante toda la conferencia. Entonces: ¿qué tenemos por aquí? Un gorila de siete suelas como Alemann; un marxista declarado y decidido partidario de la lucha armada revolucionaria como el “Che”; y un viejo radical como el Presidente Frondizi, armando una rosca fenomenal. Si les daban un empujoncito más, se armaba la Unión Democrática, porque Douglas Dillon ya era como Braden (que justamente en esos días era el colaborador más estrecho de Dillon en la Secretaría de Estado).
Dijo la prensa de aquellos días, siempre venal y canalla, que la entrevista fue para intentar, por parte de Frondizi, de actuar como mediador entre los EE. UU. y Cuba. Con esta intervención Frondizi podría obtener el beneplácito de Kennedy y de paso unos dólares más de los que iban a repartir. No, si es para revolcarse en el colchón de la risa al releer estas sandeces sin abuela. Lo que sí es seguro que la entrevista le provocó al Presidente Frondizi una de las peores crisis que debió soportar (o sufrir) y lo colocó, mal herido, con un pie en la calle y el otro sobre una cáscara de banana.
El “Che” estuvo cuatro horas reunido con Frondizi. Jamás se supo de qué hablaron y todo quedó en secreto. Como secreta había sido la reunión. Aunque cuenta la leyenda que le reclamó a Frondizi lo que le había prometido al Cuco dos años atrás. Sin embargo los empleados de la residencia de Olivos dieron la nueva a la Casa Rosada. Al atardecer la noticia era incontenible y la Secretaría de Prensa dio la noticia. De paso para Cuba el Cuquito hizo una operación semejante con el simpático Presidente Janio Quadros del Brasil. Obedientes a la Patronal las FF.AA. brasileras le dieron un golpe de estado y los destituyeron casi de inmediato. Fíjese entonces el lector: en menos de 48 horas el Cuquito dejó a Frondizi en terapia intensiva y a Quadros en la lona. Cinco años después se las agarraría con Bolivia y a pesar de que lo mataron, terminó su ciclo merendándose tres presidentes más. Entonces: ¿valía o no valía la pena tener un Cuquito?
Como consecuencia de la 8va, Reunión de Cancilleres de la OEA, reunida para tratar el caso Cuba, el 28 de marzo de 1962, Frondizi es destituido. Pero este es otro asunto.

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