Ángel Vicente Peñaloza "el Chacho" (1798-1863), Caudillo riojano, General de la Nación.
"Cuente la copla del pueblo:
la muerte de Peñaloza.
Desarmado lo mataron,
así, nomas, es la cosa.
Yo he visto gemir al tigre
y vi llorar al quebracho
han de dejar que les cuente
como mataron al Chacho"
Anónimo-León Benarós, "La muerte del Chacho", Romance.
Llegando a los llanos de La Rioja, desde Córdoba.
La primera noticia acerca de la historia del Chacho llegó a nuestros oídos a través de la música popular, de nuestro folclore. De pibes, además de algunos vinilos que giraban en una antigua radio tocadisco RCA de la década del 50´, escuchábamos un cassette de Los Fronterizos que sonaba con cierta frecuencia en el novísimo grabador familiar. Entre otros, interpretando la "Chacarera del Chacho" de Gustavo "Cuchi" Leguizamón (1917-2000), artista fundamental de nuestra música que ha dejado una obra inmensa. Ni una palabra acerca del caudillo riojano en la escuela primaria ni secundaria. Su historia, como toda la Historia sujeta a las luchas del presente y a las consecuentes interpretaciones, fue velada por incómoda por los ganadores que la escribieron. Su historia atraviesa nuestra Historia en uno de los períodos más conflictivos y sangrientos, de luchas entre hermanos enfrentados en dos bandos con proyectos políticos irreconcilliables, Unitarios y Federales. Lucha librada con la espada, con la pluma y la palabra. Domingo Faustino Sarmiento desde el exilio, instaura una antinomia falaz, una zoncera persistente, un tema impuesto desde los albores de nuestra literatura: civilización o barbarie. Fórmula con la que caracteriza parcialmente aquellos colores políticos, que sin reparos denomina en el Facundo(su gran obra, de lectura imprescindible): el partido europeo y el partidoamericano. Historia compleja si las hay que en la cruda realidad tuvo sus tonos grises (el Chacho estuvo con los unitarios algo menos de un lustro, tras el asesinato de su jefe Facundo Quiroga, puesto que estos (maestros en intrigas) difundieron, entre otras mentiras y en un contexto local particular y confuso, que el crimen habia sido ordenado por Rosas) y que al escribirse, fue deformada, seccionada y reconstruida en un collage donde los procesos sociales estan ocultos y los verdaderos patriotas se mezclan con polémicos personajes.
"La fórmula sarmientina que trastorna los supuestos culturales de la Argentina hasta el punto de hacerle creer a los nativos que su civilización consistía en la silla inglesa y en la levita, trae aparejada una concepción naturalista de la sociedad bajo la cual han de sucumbir el ethos de nuestro pueblo y nuestra incipiente germinación espiritual".
"La "civilización" unitaria es resistida tercamente por la "barbarie" federal: he aquí el hecho argentino que ha de ir desencadenando nuestras luchas morales y políticas durante todo el siglo XIX. Frente al unitarismo racionalista se yergue la idea vernácula y una forma de vida que responde a la verdadera situación del hombre argentino y a su espontáneo desarrollo. La rebelión de nuestros caudillos populares a partir de 1817 y su desafío al Puerto no es sino una insurrección al orden ético-social contra los avances clamorosos del iluminismo espurio, al que no divisan bien, pero al que sienten en todas partes, entrando por el Río de la Plata en mareas deslumbradoras".
Fermín Chávez, Civilización y barbarie.
"Cuando Sarmiento plantea el antagonismo civilización-barbarie adhiere a una visión de la historia en tanto conflicto. (...) O la barbarie o nosotros. A todo enemigo se lo aniquila. Todo enemigo es antagónico a nosotros. La historia -al estar el hombre animado por el espíritu de dominación- es la lucha de unos para dominar a los otros. Todos son diferentes. Pero en tanto enemigos. La civilizacion de Buenos Aires forma parte de un vasto movimiento que es el de la racionalidad occidental. Los ingleses la encarnan en la India. Los franceses en la Argelia. Los porteños en la Argentina. La razón de occidente debe aniquilar todo aquello que exprese un sentido diferenciado del suyo, que es el único."
José Pablo Feinmann, La razón occidental.
Camino hacia Olta, por los llanos riojanos.
Tuvimos la ocasión de recorrer el sur de la provincia de La Rioja, precisamente la región conocida como los llanos, tierra de caudillos y montoneras. Bajo su cielo federal cabalgaron esos hombres que el pueblo riojano, indómito y bravío, erigió frente al poder unitario, liberal, centralista, porteño y europeizante. Aún vive entre los llanistos el recuerdo de Juan Facundo Quiroga "el tigre de los llanos", deÁngel Vicente Peñaloza "el Chacho" y de Felipe Varela, el último de una sucesión natural de líderes populares cuyas vidas se escriben entre la historia y la leyenda.
"Al sudeste (de la Ciudad de La Rioja) y rodeados de extensas travesias, están los Llanos, país quebrado y montañoso a despecho de su nombre, oasis de vegetación pastosa, que alimentó en otro tiempo millares de rebaños.
El aspecto del país es por lo general desolado, el clima abrasador, la tierra seca y sin aguas corrientes. El campesino hace represas para recoger el agua de las lluvias y dar de beber a sus ganados."
D. F. Sarmiento, Facundo
Monumento ecuestre del Chacho Peñaloza en la entrada a Olta
"La plaza de Olta vió su cabeza
enarbolada en una pica militar"
Gustavo "Cuchi" Leguizamón, Chacarera del Chacho.
Tuquito Gris (Empidonomus aurantioatrocristatus) - Crowned Slaty-flycatcher
En la plaza de Olta. Ave característica de los bosques y sabanas de tipo chaqueño árido, que predominan en los llanos riojanos, aunque por estos días muy raleados. En los cerros y quebradas algo más húmedas hay sectores con la vegetación propia del chaco serrano; en las zonas más áridas se da el ecotono con el monte. En todos los ambientes se pueden observar procesos erosivos y de desertificacion. Al problema de la escases natural del agua se suma el sobrepastoreo, en mayor medida de caprinos, y la explotación forestal en baja escala para carbón y leña.
Nos dirigimos a la ciudad de Olta, centro geográfico de los llanos que tan bien describiera el sanjuanino, lugar de los hechos históricos que acontecieron en los días del Chacho. En aquellos tiempos la vida era dura e impensable sin la construcción de represas, jagüeles y baldes, que permitían el acceso al agua. Mucho tiempo después llegaron las bombas a vapor y luego los modernos diques.
Máquina a vapor utilizada para extraer el agua subterránea para el riego en las huertas de la zona, traída en noviembre de 1946, ubicada en la Estación Terminal de Ómnibus de Olta.
Lago artificial del Dique de Olta, ubicado en la quebrada homónima entre bosques de chaco serrano a 5 km de la ciudad. Una dura sequía se viene dando en la región, evidente en la bajisima cota del espejo de agua.
Nuestra intención era llegar al sitio histórico de Loma Blanca lugar donde mataron al Chacho, distante unos dos kilómetros de Olta, ambas localidades son parte del circuito turístico provincial denominado "Ruta de los Caudillos". Los principales homenajes y conmemoraciones al Chacho se realizan en estos pueblos durante el mes de noviembre, con enorme concurrencia procedente de todo el país. Según nos contaron, muchos paisanos como último deseo, pidieron que sus cenizas sean esparcidas allí, donde mataron al Chacho. Compartimos en esta entrada algunas imagenes de Loma Blanca, ese lugar histórico que tiene más aroma a santuario, a la sombra de algarrobos y mistoles, en el corazón de los llanos riojanos; junto a un palimpsesto de fragmentos, notas, romances y leyendas tejidas en torno a la tragedia del caudillo virtuoso.
"En llegando a Loma Blanca
como quien va para Olta
en el rancho de un tal Oros
va alojarse con su escolta.
Recreación a menor escala de un rancho de la epoca, obra realizada por el gobierno municipal en 1972.
El Mayor Pablo Irrazabal
los desbarata en Caucete
va con orden de apretarlos
pa´ver si los somete.
Y respirando rencor
con una saña de fiera
para perseguir al Chacho
destaca a Ricardo Vera.
Restos de los cimientos de la casa o rancho de Oros, donde fue asesinado el Chacho. Su factura tiene total correspondencia con los documentos de época según el Equipo de Arqueologia de la Secretaria de Cultura de la provincia de La Rioja e investigadores del Centro Cultural, Federalista y Municipal del Departamento General Belgrano.
¿Con que ánimo ha de ver este
comisión que se le cuadre
si el General Peñalosa
era su amigo y compadre?
Más bien iba, por si acaso
a pactar la rendición,
por si ese Chacho
acatara la fuerza de la Nación".
"Bajo una lluvia finita
con su gente, llega Vera,
desmonta y en un abrazo
con el Chacho se entrevera.
Y allí le dice: "Compadre,
su causa, es causa perdida.
Si usted se rinde al gobierno
yo le aseguro la vida.
Ponga fin a sus trabajos
entre gente montonera
entréguese a la nación
no es una fuerza extranjera".
Como mirando a lo lejos
queda el Chacho fijamente
en su catre de algarrobo
mateaba tranquilamente.
Catre de algarrobo y tientos de cuero, en el interior del rancho.
Por fin, por segura prenda
de aquel pacto tan sencillo
en señal de acatamiento
ha entregado su cuchillo".
"Más llega el dicho Irrazabal
con toda la rabia junta
y sin desmontar, a Vera
¿Cual es el Chacho? pregunta.
Y al saberlo, allí, nomas
ciego de fiera venganza
se le viene a Peñalosa
y de un lanzazo lo avanza.
Rendido de buena fe
pues hasta entregó el cuchillo
en semejante ocasión,
¿que iba a hacer ese caudillo?"
"(...) Todavía moribundo
pudo, firme, ser oído:
¡Cobarde!, murmura el Chacho,
¡Matar a un hombre rendido!
Allí lo dejan, después
de semejante atropello.
Tiene la boca entreabierta
tiene un rosario en el cuello".
"Como una tigra llorando
de pena que la acongoja,
ciega de dolor, la Vito
con furia se les arroja.
Alguno, más comedido
de un talerazo la acuesta,
cuando ese Pablo Irrazabal,
suelta su rabia funesta,
y señalándolo al Chacho
-doblado en sus estertores
grita, ese mayor sin hiel:
-¡A ver! ¡cuatro tiradores!
En un orcón de algarrobo,
el Chacho queda sujeto.
¡Ya le tiran cuatro tiros!
¡Ya el crimen está completo!
Árbol histórico donde fue atado el General de la Nación Ángel Vicente Peñaloza el "Chacho" para ser ultimado a balazos. Es un algarrobo que según los análisis epidométricos tiene 160 años, más 40 que lleva seco.
Y para que haya, señores
de todo como en botica,
a la cabeza del Chacho
la exponen en una pica".
"¡Lindo es salirle a la muerte
en cualesquier entrevero!
¡Pero otra cosa, es que a un hombre
lo maten como a cordero!
¡Ya se acabó Peñalosa!
¡Ya lo pudieron matar!
Tengan cuidado, señores,
¡No vaya a resucitar!"
Anónimo-León Benarós, "La muerte del Chacho", Romance.
Por fin, por segura prenda
de aquel pacto tan sencillo
en señal de acatamiento
ha entregado su cuchillo".
"Más llega el dicho Irrazabal
con toda la rabia junta
y sin desmontar, a Vera
¿Cual es el Chacho? pregunta.
Y al saberlo, allí, nomas
ciego de fiera venganza
se le viene a Peñalosa
y de un lanzazo lo avanza.
Rendido de buena fe
pues hasta entregó el cuchillo
en semejante ocasión,
¿que iba a hacer ese caudillo?"
"(...) Todavía moribundo
pudo, firme, ser oído:
¡Cobarde!, murmura el Chacho,
¡Matar a un hombre rendido!
Allí lo dejan, después
de semejante atropello.
Tiene la boca entreabierta
tiene un rosario en el cuello".
"Como una tigra llorando
de pena que la acongoja,
ciega de dolor, la Vito
con furia se les arroja.
Alguno, más comedido
de un talerazo la acuesta,
cuando ese Pablo Irrazabal,
suelta su rabia funesta,
y señalándolo al Chacho
-doblado en sus estertores
grita, ese mayor sin hiel:
-¡A ver! ¡cuatro tiradores!
En un orcón de algarrobo,
el Chacho queda sujeto.
¡Ya le tiran cuatro tiros!
¡Ya el crimen está completo!
Árbol histórico donde fue atado el General de la Nación Ángel Vicente Peñaloza el "Chacho" para ser ultimado a balazos. Es un algarrobo que según los análisis epidométricos tiene 160 años, más 40 que lleva seco.
Y para que haya, señores
de todo como en botica,
a la cabeza del Chacho
la exponen en una pica".
"¡Lindo es salirle a la muerte
en cualesquier entrevero!
¡Pero otra cosa, es que a un hombre
lo maten como a cordero!
¡Ya se acabó Peñalosa!
¡Ya lo pudieron matar!
Tengan cuidado, señores,
¡No vaya a resucitar!"
Anónimo-León Benarós, "La muerte del Chacho", Romance.
"El día es uno de esta semana. El del asesinato. Para peor, llueve. Porque la lluvia no lava la sangre, la expande, la lleva de un lado a otro, la mezcla con el barro. El mayor Irrazábal llega al galope a la casa del caudillo. Agarra una lanza y lo atraviesa. Dicen que preguntó dónde esta ese bandido. Dicen que el legendario viejo respondió Peñaloza no es bandido. Inútil. Aunque sin llegar a los extremos de Sandes, Irrazábal era un asesino paranoico, útil para librar al elemento bárbaro de la República después del triunfo de Pavón. El colonialismo de Buenos Aires tenía que hacer esta tarea como los ingleses la hicieron en la India. Utilizó sus mismos valores: la civilización, el progreso, la cultura. Lástima que no quedó algo del espíritu del federalismo. Le habría dado un sentido lateral al sentido racionalista, europeísta de Buenos Aires".
"El sentido lateral, el integracionismo, la búsqueda de un país más amplio, la construcción, no de una ciudad, de una nación habría sido posible".
José Pablo Feinmann, Nota en Pagina 12, 20/11/11.
En la Batalla de Pavón (17 de setiembre de 1861) encrucijada de nuestra historia, se enfrentaron el ejercito de los federales al mando del General Justo José de Urquiza, a quien rodea el pueblo entero a pesar de Caseros, y el ejercito de los "libertadores" al mando del General Bartolomé Mitre, que representa la oligarquía porteña. Con la contienda casi ganada, Urquiza se retira sin entrar en la batalla llevándose con él a los invictos jinetes entrerrianos. No quiso coronar la victoria. Mitre ya había emprendido la fuga. Le avisan que ha ganado y vuelve por sus laureles. Los oligarcas de Buenos Aires anuncian la gran victoria. Domingo Faustino Sarmiento desde allí le escribe a Mitre el 20 de setiembre: "No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos" (Archivo Mitre, Tomo IX, pag. 363).
"Batalla de Pavón" - Óleo sobre tela de Ignacio Manzoni, Museo Mitre.
Urquiza no será un exiliado como Don Juan Manuel de Rosas, se quedará en Entre Ríos como gobernador y con todas sus vacas (150.000 cabezas). Los federales Derqui, Pedernera, Saa, el Chacho Peñaloza, Virasoro, Juan Pablo López, esperaran en vano el regreso de Urquiza para derrotar a las tropas mitristas atemorizadas. El presidente Santiago Derqui ingenuamente, intentará la resistencia. Le escribe a Urquiza, renuncia a la presidencia e incluso se auto exilia en Montevideo para que este vuelva. Urquiza no volverá jamás, todo estaba arreglado.
El ejercito mitrista a las ordenes del General Wenceslao Paunero, Sandes, Iseas, Irrazabal, Flores y Arredondo, todos jefes extranjeros, cosa que no es casualidad, se dirigen implacables hacia el interior para cumplir el sanguinario consejo de Sarmiento. Todo federal es degollado o mandado a las fronteras a pelear con el indio. No importa que tenga hijos, mujer. Es gaucho y como tal debe ser eliminado. Todo el país debe "civilizarse".
El uruguayo Venancio Flores bajo las ordenes de los porteños encuentra enCañada de Gómez al grueso del ejercito federal que seguían esperando a Urquiza sin saber que hacer. Pasa a degüello a la mayoría e incorpora al resto en sus filas. Dice el historiador Jose Maria Rosa (a quien seguimos en esta breve síntesis, por momentos literalmente): "Esa limpieza de criollo que hace el ejercito de la Libertad entre 1861 y 1862 es la página más negra de nuestra historia, no por desconocida menos real". Como los soldados incorporados por Flores desertan a la primera ocasión, en adelante solo degüellos. Mitre no va a ensuciarse las manos, tampoco Arredondo ni Paunero, para eso estaban los extranjeros Flores, Ambrosio Sandes y Pablo Irrazábal. Como no conseguían criollos para matar a otros criollos, se buscan incluso mafiosos traídos de Sicilia, buenos para el cuchilleo de gauchos dormidos o maniatados. De este modo se extiende por el país la ola criminal, estableciendo "El reinado de la libertad" como se publica en "La Nación Argentina" el diario de Mitre. Sarmiento sigue con sus aplausos: "Los gauchos son bípedos implumes de tan infame condición, que nada se gana con tratarlos mejor", dice el apóstol de la civilización. La matanza continuará hacia Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja. Comienza la primera dragonada. La invasión liberal se expande en pocas semanas. Mientras tanto, Urquiza vive tranquilo en su palacio de San José de Entre Ríos, pues ha concertado con Mitre que no se toque su fortuna ni su gobierno a costa de abandonar a los federales. Incluso, posteriormente apoyará a Mitre en la guerra contra el Paraguay, ese oculto genocidio americano donde mataron a seiscientos mil paraguayos.
Frente a la masacre y el atropello se alza el noble General Ángel Vicente Peñaloza, conocido por todos como "El Chacho". Era Brigadier de la Nación y jefe del III ejército nacional acantonado en Cuyo. En primer término apela a la diplomacia, le escribe al General Antonio Taboada (caudillo liberal de Santiago del Estero) en una carta fechada el 8 de febrero de 1862: "¿Por qué hacen una guerra a muerte entre hermanos con hermanos?... ¿No es de temer que las generaciones futuras nos imitaran en tan pernicioso ejemplo?".
No había lugar para la hidalguía y la virtud, la carta es tomada como una provocación, el Chacho es despojado de su rango militar y declarado indigno de vestir el uniforme. La barbarie de los "civilizados" continúa: degüellos, saqueos, raptos, violaciones. Muertes. En Guaja (donde nació el Chacho, cerca de Olta),Ambrosio Sandes saquea la casa de Peñaloza y ordena quemarla. Entre otros desmanes de los "civilizados", el pueblo de La Rioja aun no olvida la tristemente famosa "carbonera de Sandes", realizada en Malanzán, donde hizo una pira humana con los montoneros agónicos que había tomado como prisioneros dado que para no gastar balas simplemente se los lanceaba.
Sello firma del Chacho
El Chacho se levanta frente a los opresores porteños. No tiene tropas de línea, ni jefes, ni armas. Llegan para unirsele miles de paisanos a penas con su caballo. Con media tijera de esquilar atada a la punta de una caña Tacuara fabrican sus lanzas. El Chacho empieza sus marchas y contramarchas por todo Cuyo, Córdoba y Catamarca. La montonera crece, se vuelve imbatible. Poco pudieron hacer los ejercitos mitristas, formados por enganchados y condenados a servir, frente a los bravos jinetes llanistos.
El Chacho se levanta frente a los opresores porteños. No tiene tropas de línea, ni jefes, ni armas. Llegan para unirsele miles de paisanos a penas con su caballo. Con media tijera de esquilar atada a la punta de una caña Tacuara fabrican sus lanzas. El Chacho empieza sus marchas y contramarchas por todo Cuyo, Córdoba y Catamarca. La montonera crece, se vuelve imbatible. Poco pudieron hacer los ejercitos mitristas, formados por enganchados y condenados a servir, frente a los bravos jinetes llanistos.
Mistol (Ziziphus mistol), en el Sitio Histórico de Loma Blanca
Los liberales mitristas le ofrecen la paz y el Chacho acepta porque es un ingenuo, cree en la sinceridad y la buena fe de los "libertadores". El caudillo riojano no peleaba para imponerse a nadie, sino para defender a los suyos. Sarmiento mismo confiesa que el Chacho no forzaba a los paisanos a seguirlo y que jamás usó el terror.
"Si durante treinta años las masas democráticas de La Rioja no dejaron de seguirlo a pesar de sus desastres, es claro que lo querían como su representante".
Juan Bautista Alberdi, Escritos Póstumos, V.
Los liberales mitristas le ofrecen la paz y el Chacho acepta porque es un ingenuo, cree en la sinceridad y la buena fe de los "libertadores". El caudillo riojano no peleaba para imponerse a nadie, sino para defender a los suyos. Sarmiento mismo confiesa que el Chacho no forzaba a los paisanos a seguirlo y que jamás usó el terror.
"Si durante treinta años las masas democráticas de La Rioja no dejaron de seguirlo a pesar de sus desastres, es claro que lo querían como su representante".
Juan Bautista Alberdi, Escritos Póstumos, V.
Frutos del Mistol
El 30 de mayo de 1862 se firma el compromiso en La Banderita (cerca de Tama) por el que los liberales se comprometen en no perseguir más a los criollos y el Chacho Peñaloza desarmará su montonera. Para la firma del tratado se comisiona al Dr. Eusebio Bedoya, Sacerdote, Doctor en Derecho Canónico, Rector de la Universidad de Córdoba; están presentes Rivas, Sandes y Arredondo entre otros.
Este episodio de nuestra historia lo relata un joven periodista entrerriano que años después escribirá el Martin Fierro: José Hernández. Cuenta este que una vez firmado el pacto, el Chacho toma la palabra y exhorta a los mitristas con elocuencia diciendo que dado que la lucha ha terminado es lógico que ambos bandos entreguen los prisioneros que se han capturado mutuamente. Los jefes de Mitre enmudecieron. Se miraron entre ellos con asombro o vergüenza. El Chacho manda a buscar a los prisioneros porteños. Dijo entonces el Chacho:
- "Aquí tienen ustedes a los prisioneros que yo les he tomado, ellos dirán si los he tratado bien, ya ven que ni siquiera les falta un botón del uniforme".
- ¡Viva el General Peñaloza!
Respondieron al unísono los prisioneros. El Chacho, viendo el silencio de los jefes de Mitre, al pedir por los suyos prosiguió: " Y bien, dijo, ¿Dónde están los míos? ¿Por qué no me responden? ¡Qué! ¿Será cierto lo que se me ha dicho? ¿Será verdad que todos han sido fusilados? ¿Cómo es entonces, que yo soy el bandido, el salteador, y ustedes los hombres de orden y principios?". Según cuenta Hernández, "el general Peñaloza continuó en este sentido dirigiendo una enérgica y sencilla reprobación a los jefes de Mitre, a tal extremo, que el doctor Bedoya se llevó el pañuelo a los ojos, y lloraba a sollozos, quizá conmovido por la escena que presenciaba, tal vez avergonzado de encontrarse allí, representando a los hombres que habían inmolado a tantas víctimas, o acusado quizá por su conciencia de haber manchado su carácter de Sacerdote aceptando el mandato de un partido de asesinos" (José Hernández, Vida del Chacho).
El 30 de mayo de 1862 se firma el compromiso en La Banderita (cerca de Tama) por el que los liberales se comprometen en no perseguir más a los criollos y el Chacho Peñaloza desarmará su montonera. Para la firma del tratado se comisiona al Dr. Eusebio Bedoya, Sacerdote, Doctor en Derecho Canónico, Rector de la Universidad de Córdoba; están presentes Rivas, Sandes y Arredondo entre otros.
Este episodio de nuestra historia lo relata un joven periodista entrerriano que años después escribirá el Martin Fierro: José Hernández. Cuenta este que una vez firmado el pacto, el Chacho toma la palabra y exhorta a los mitristas con elocuencia diciendo que dado que la lucha ha terminado es lógico que ambos bandos entreguen los prisioneros que se han capturado mutuamente. Los jefes de Mitre enmudecieron. Se miraron entre ellos con asombro o vergüenza. El Chacho manda a buscar a los prisioneros porteños. Dijo entonces el Chacho:
- "Aquí tienen ustedes a los prisioneros que yo les he tomado, ellos dirán si los he tratado bien, ya ven que ni siquiera les falta un botón del uniforme".
- ¡Viva el General Peñaloza!
Respondieron al unísono los prisioneros. El Chacho, viendo el silencio de los jefes de Mitre, al pedir por los suyos prosiguió: " Y bien, dijo, ¿Dónde están los míos? ¿Por qué no me responden? ¡Qué! ¿Será cierto lo que se me ha dicho? ¿Será verdad que todos han sido fusilados? ¿Cómo es entonces, que yo soy el bandido, el salteador, y ustedes los hombres de orden y principios?". Según cuenta Hernández, "el general Peñaloza continuó en este sentido dirigiendo una enérgica y sencilla reprobación a los jefes de Mitre, a tal extremo, que el doctor Bedoya se llevó el pañuelo a los ojos, y lloraba a sollozos, quizá conmovido por la escena que presenciaba, tal vez avergonzado de encontrarse allí, representando a los hombres que habían inmolado a tantas víctimas, o acusado quizá por su conciencia de haber manchado su carácter de Sacerdote aceptando el mandato de un partido de asesinos" (José Hernández, Vida del Chacho).
Paisaje llanisto.
El tratado es una farsa, mentiras de los libertadores mitristas, el Chacho fue engañado en su buena fe de criollo. A penas desbandado el ejercito federal, Sarmiento, el principal inspirador del genocidio de gauchos, es nombrado gobernador de San Juan y Director de la Guerra. Le escribe a Mitre incitándolo a no cumplir con el compromiso: "Sandes está saltando por llegar a La Rioja y darle una buena tunda al Chacho. ¿Qué regla seguir en esta emergencia? Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállese la boca". Las pequeñas oligarquías provinciales resisten la paz y no toleran la existencia del Chacho en los llanos. Junto a pequeños grupos liberales promueven verdaderas provocaciones a los jefes montoneros y al gauchaje en general. Los gobernadores provinciales piden apoyo militar a Mitre mostrándose victimas potenciales de los montoneros. Otra vez la persecución de gente, los saqueos, la muerte. Comienza la segunda dragonada. En marzo de 1863 el general Peñaloza se vió empujado por el pronunciamiento de su gente; aún queriéndolo, el protector de los gauchos matreros del Oeste y de Cuyo no hubiese podido detener la reacción federal, según cuenta el historiador Fermín Chávez.
El tratado es una farsa, mentiras de los libertadores mitristas, el Chacho fue engañado en su buena fe de criollo. A penas desbandado el ejercito federal, Sarmiento, el principal inspirador del genocidio de gauchos, es nombrado gobernador de San Juan y Director de la Guerra. Le escribe a Mitre incitándolo a no cumplir con el compromiso: "Sandes está saltando por llegar a La Rioja y darle una buena tunda al Chacho. ¿Qué regla seguir en esta emergencia? Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállese la boca". Las pequeñas oligarquías provinciales resisten la paz y no toleran la existencia del Chacho en los llanos. Junto a pequeños grupos liberales promueven verdaderas provocaciones a los jefes montoneros y al gauchaje en general. Los gobernadores provinciales piden apoyo militar a Mitre mostrándose victimas potenciales de los montoneros. Otra vez la persecución de gente, los saqueos, la muerte. Comienza la segunda dragonada. En marzo de 1863 el general Peñaloza se vió empujado por el pronunciamiento de su gente; aún queriéndolo, el protector de los gauchos matreros del Oeste y de Cuyo no hubiese podido detener la reacción federal, según cuenta el historiador Fermín Chávez.
"Grito de sangre su brazo alzado
fue emblema de la rebeldía nacional"
Gustavo "Cuchi" Leguizamón, Chacarera del Chacho.
El 26 de marzo fechó el Chacho su histórica proclama de Guaja en la que expone las razones de su levantamiento:
"El viejo soldado de la patria os llama en nombre de la ley, y la Nación entera, para combatir y hacer desaparecer los males que aquejaban nuestra patria y para repeler con vuestros nobles esfuerzos a sus tiranos opresores"
fue emblema de la rebeldía nacional"
Gustavo "Cuchi" Leguizamón, Chacarera del Chacho.
El 26 de marzo fechó el Chacho su histórica proclama de Guaja en la que expone las razones de su levantamiento:
"El viejo soldado de la patria os llama en nombre de la ley, y la Nación entera, para combatir y hacer desaparecer los males que aquejaban nuestra patria y para repeler con vuestros nobles esfuerzos a sus tiranos opresores"
"...Es llegado el momento se os llama de nuevo a afianzar en nuestras Provincias el imperio de la ley y las sabias instituciones que surjieron el gran día del pensamiento de mayo y se establecieron en Caseros bajo la dirección del héroe de Entre Ríos, Capitán General Urquiza".
El noble riojano aún esperaba al vencedor de Caseros, al igual que cientos de federales que incluso con la daga en el cuello y como último grito de rebeldía exclamaban: ¡Viva Urquiza!. El general, en su palacio, regaba las plantas. La montonera se extiende hacia San Luis. Hacia el norte, Felipe Varela se dirige a Catamarca donde es derrotado.
Bartolomé Mitre, ya presidente, instaura entonces la ley marcial. Las instrucciones son severas: "Quiero hacer en La Rioja una guerra de policía...". Es decir, declarar ladrones a los montoneros, sin hacerles el honor de considerarlos adversarios políticos ni elevar sus depredaciones al rango de reacción. Persecución a muerte de los "bandidos". Según Fermín Chávez, es casi seguro que la "guerra de policía" fue un recurso sugerido por la inteligencia imperial (británica), para eliminar las perturbaciones a cualquier precio. Ningún historiador puede negar la existencia de agentes masones británicos que intrigaban en las sombras a favor de los intereses liberales.
Posteriormente el Chacho toma la ciudad de Córdoba (14 de junio) y para sorpresa de los temerosos no cometió los desmanes que se esperaba. Días después fue vencido por los mitristas, a las ordenes de Wenceslao Paunero(nombrado nuevo Director de la Guerra, reemplazando a Sarmiento por sus errores garrafales), uno de los mejores generales de Mitre (que hizo la vista gorda a los posteriores crímenes de Sandes), en la breve pero cruenta Batalla de Las Playas (28 de junio de 1863). El Chacho se retiró hacia La Rioja por Cruz del Eje. Por un breve lapso, los liberales le perdieron el rastro. El caudillo estaba cansado de las luchas estériles entre hermanos e incluso con el animo predispuesto para negociar un arreglo en términos justos. Le escribe a Sarmiento, luego a Paunero. La paz del Chacho es rechazada. Pasa a la ofensiva y ocupa el sur de San Juan. Pablo Irrazábal, a las órdenes de Mitre y Sarmiento, lo derrota en Caucete, la montonera se desbanda.
Sarmiento manda a realizar una fotografía en noviembre de 1863 de los prisioneros tomados al Chacho. Nótese la humildad de sus atuendos.
Después de la derrota de Caucete, el Chacho se dirige al rancho de un tal Oros, como cuenta el Romance anónimo que antes transcribimos, que relata el fin de la vida del Chacho, verdadero mártir del pueblo argentino. Lanceado por Irrazábal delante de su hijo y su esposa, ultimado a balazos, su cabeza cortada y puesta en una pica (lanza militar), durante ocho días expuesta en la plaza de Olta. Le cortaron las orejas, una fue enviada a la ciudad de La Rioja para mofa de los oligarcas locales. Su esposa, una mujer que al lado de él peleó a la par como dice la chacarera, Doña Victoria Romero "la Vito", fue apresada, le pusieron grilletes y la obligaron a barrer la plaza de San Juan. La noticia de la muerte del caudillo fue demorada por los asesinos que especulaban acerca de cómo sería tomada. Sarmiento celebró su crimen incluso en el modo en que fue realizado: "Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma".
La voz de la denuncia no se hizo esperar, el joven periodista entrerriano, Don José Hernández escribía:
"Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran en estos momentos la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos y valientes que ha tenido la República Argentina. El partido Federal tiene un nuevo mártir. El partido Unitario tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos crímenes. El general Peñaloza ha sido degollado. El hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, fuerte por la santidad de su causa, el Viriato Argentino, ante cuyo prestigio se estrellaban las huestes conquistadoras, acaba de ser cosido a puñaladas en su propio lecho, degollado, y su cabeza ha sido conducida como prueba del buen desempeño del asesino, al bárbaro Sarmiento.
El partido que invoca la ilustración, la decencia, el progreso, acaba con sus enemigos cosiéndolos a puñaladas".
José Hernández, Vida del Chacho
También la voz del poeta, Don Olegario Andrade, escritor y periodista, ex-secretario del Presidente Derqui, le dedicaba un notable canto:
"... ¿Qué importa que se melle en las gargantas
El cuchillo del déspota porteño,
Y ponga de escabel, bajo sus plantas
Del patriotismo las enseñas santas
Con que iba un héroe a perturbar su sueño?..."
Olegario Víctor Andrade, Poema (frag.), Al General Ángel Vicente Peñaloza.
Como dice Feinmann, "Interesa ver cómo en Argentina, al partido de la "barbarie", le sobran buenas plumas". Pero no solo los federales aborreceran el crímen, Juan Bautista Alberdi en el exilio, le escribe a Terrero (yerno de Rosas): "En todas partes matar a un hombre popular es lastimar el sentimiento público".
Por parte de los liberales las voces se alzan para aplaudir el asesinato, proclamando a los cuatro vientos el fin de la montonera. Carente de todo escrúpulo, Sarmiento escribe su propia vida del Chacho ("El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos"), relato donde es juez y parte, donde muestra al Chacho como un bárbaro cabecilla de beduinos y bandoleros, culpable del "atraso" de los llanos riojanos a los que compara con Palestina; donde trata de justificar su crimen, tal como dijera Alberdi:
"No es un libro con visos de historia, como los otros. Es un alegato de bien probado, la relación de un pleito; un proceso en que Sarmiento no puede ser historiador y juez, porque es parte beligerante. Es, a la vez, un ataque contra el enemigo muerto, hecho en defensa propia por el enemigo vivo: es escrito de guerra, un acto de hostilidad, pasada ya la guerra, pues el vencido está en la tumba sepultado por el autor del libro".
Imagen del "beduino" Peñaloza, difundida por los liberales,
grabado de 1868 publicado por Sarmiento en los EEUU.
Sus mentiras y tergiversaciones no conocieron límites.
"Sabido es, sin embargo, que no fue el Chacho el que acabó de arrasar el Paraguay, defendido por el mismo Sarmiento en el Facundo; no fue el Chacho el que arrasó al Entre Ríos, defendido y glorificado por Sarmiento en Argirópolis; no fue el Chacho el que ha endeudado a la nación en sesenta millones de pesos fuertes, que son su deuda actual".
"...no fue el Chacho el autor de la espantosa crisis de pobreza porque pasa la República Argentina desde el gobierno de su acusador y detractor póstumo y de ultratumba". (J. B. Alberdi, Grandes y Pequeños Hombres del Plata. pp 317-320).
"La vida de Chacho (escrita por Sarmiento) es el testimonio de un asesino" dirá sintéticamente J.P. Feinmann, en una reciente entrevista de Radar, suplemento de cultura de Pagina 12.
Fotografía trucada (mucho antes del Photoshop, no hay nada nuevo bajo el sol...), realizada en París a pedido de Hilario Ascasubi (Poeta gauchesco, autor del Santos Vega), para desvirtuar la imagen militar de Peñaloza.
No solo José Hernández y Sarmiento biografiaron al caudillo. Eduardo Gutiérrez (escritor argentino, autor de Juan Moreira) escribirá El Chacho, interesante por su proximidad en el tiempo y por la cantidad de anécdotas en las que se basa para pintar el carácter y los valores del caudillo riojano. La producción de este escritor es extensa y contradictoria, pues su pluma laurea con el mismo énfasis tanto a Sarmiento y a su carnicero Sandes como nuestro noble gaucho. Silverio Manco escritor popular, con el mismo título, escribirá su poema en verso. Pero es el pueblo, con más fervor el riojano, el que guardará su memoria a través del tiempo, en canciones, poemas, romances y leyendas que cuentan, incluso detalladamente como vivió el Chacho.
Finalmente, ya en el terreno de la ciencia social, serán los historiadores revisionistas José María Rosa y Fermín Chávez, o Jorge Abelardo Ramos entre otros, quienes descorreran el velo de intereses de la historia oficial subvencionada (así definida por el historiador José Luis Busaniche), historia liberal y oligarca, que nos han enseñado en las escuelas.
"Cueva del Chacho", en Los Colorados, camino a Chilecito, La Rioja.
Se dice que en ella se escondía el caudillo para emboscar a sus enemigos, que en aquel tiempo no estaba derrumbada y entraban más de diez hombres montados a caballo.
Nos preguntamos con Jorge Abelardo Ramos: ¿Porque se falsifica la historia argentina?, con él mismo nos respondemos: "Un poder específico, la oligarquía terrateniente, comercial y financiera del puerto de Buenos Aires tomó el control de las Provincias Unidas al estallar la Revolución de Mayo. De alguna manera se las arregló para mantenerlo en sus manos hasta hoy". "Pero lo cierto es que los grandes argentinos que se interpusieron en su camino fueron en definitiva derrotados: Mariano Moreno, San Martín, Rosas, los caudillos de provincia (entre ellos el Chacho), bajo cierto punto de vista el general Roca, el doctor Hipólito Yrigoyen y el general Perón". "Si bien fue excluida muchas veces del poder político directo, esa oligarquía conservó intacto durante mucho tiempo su poder económico. Al cabo, debió compartirlo con un nuevo socio exigente y perverso, el capital extranjero radicado en la gran industria y en la especulación financiera". "Sin embargo, no hay duda de que el arma más sutil de esa oligarquía consiste en un sistema cultural que ha resistido a todos los cambios de gobierno. Se trata de la combinación articulada de la enseñanza en los tres ciclos, los diarios más importantes de la Capital Federal (esto fue escrito en 1985), el sistema subordinado de revistas más o menos frívolas, las academias y los grandes personajes de la cultura. Además, los grupos cosmopolitas de izquierda y los "snobs" de la "vanguardia" artística, con el aliento siempre contenido ante el menor guiño o novedad de Europa. Agreguemos a la gran máquina los periodistas y egresados universitarios, en suma el "núcleo semiculto" de una franja de la clase media urbana. Pues bien, esa oligarquía ha fundado la versión canónica de la historia argentina". "Dos políticos notables del siglo XIX escribieron la versión sacra de esa leyenda oficial. El general Mitrey el doctor Vicente Fidel López establecieron sus puntos de partida. La historia argentina actual, dominada por el sistema cultural compulsivo antes mencionado, es la continuación del mitrismo". "Como hijos de su época y expresión del régimen bonaerense de poder, secularmente opuesto al interés de las provincias interiores, Mitre y López eligieron en su obra los hechos y valores que mejor convenían a la idea europea de la historia en tierras de América. Ahora bien, este es el punto central del dilema y la génesis de la falsificación posterior". "En esencia, sin la reconstrucción crítica de la historia y sociología argentinas no podremos comprender el presente". Ya sabemos que sucede cuando eso pasa.
"Quienes le han muerto, nunca entendieron
que su presencia en el gauchaje era inmortal".
Gustavo "Cuchi" Leguizamón, Chacarera del Chacho.
Para leer:
Alberdi, Juan Bautista: "Grandes y Pequeños Hombres del Plata" Garnier Hermanos, París, 1912.
Chávez, Fermín: "General Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho" Cuadernos de Crisis 16, Bs. As, 1975.
Chávez, Fermín: "Vida del Chacho" Ediciones Theoria, Bs. As. 1974.
Hernández, José: "Vida del Chacho y otros escritos en prosa" CEAL, Bs. As. 1967.
Ramos, Jorge Abelardo: "Las masas y las lanzas" Hyspamérica, Bs. As. 1985.
Rosa, José María: "La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas" Hyspamérica, Bs. As. 1985.
Sarmiento, Domingo Faustino: "Facundo", EAMP, Bs. As. 2010.
Sarmiento, Domingo Faustino: "El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos" Stockcero.
Ver también:
Ibatín, el antiguo Tucumán
Ruinas misteriosas
Ruinas misteriosas, episodio II
Molino Forclaz
La Posta de Yatasto
Pintadas históricas
El Fuerte de la Guardia de la Esquina
La Posta de Hornillos
Santa Felicitas
Publicado por Sergio
Se dice que en ella se escondía el caudillo para emboscar a sus enemigos, que en aquel tiempo no estaba derrumbada y entraban más de diez hombres montados a caballo.
Nos preguntamos con Jorge Abelardo Ramos: ¿Porque se falsifica la historia argentina?, con él mismo nos respondemos: "Un poder específico, la oligarquía terrateniente, comercial y financiera del puerto de Buenos Aires tomó el control de las Provincias Unidas al estallar la Revolución de Mayo. De alguna manera se las arregló para mantenerlo en sus manos hasta hoy". "Pero lo cierto es que los grandes argentinos que se interpusieron en su camino fueron en definitiva derrotados: Mariano Moreno, San Martín, Rosas, los caudillos de provincia (entre ellos el Chacho), bajo cierto punto de vista el general Roca, el doctor Hipólito Yrigoyen y el general Perón". "Si bien fue excluida muchas veces del poder político directo, esa oligarquía conservó intacto durante mucho tiempo su poder económico. Al cabo, debió compartirlo con un nuevo socio exigente y perverso, el capital extranjero radicado en la gran industria y en la especulación financiera". "Sin embargo, no hay duda de que el arma más sutil de esa oligarquía consiste en un sistema cultural que ha resistido a todos los cambios de gobierno. Se trata de la combinación articulada de la enseñanza en los tres ciclos, los diarios más importantes de la Capital Federal (esto fue escrito en 1985), el sistema subordinado de revistas más o menos frívolas, las academias y los grandes personajes de la cultura. Además, los grupos cosmopolitas de izquierda y los "snobs" de la "vanguardia" artística, con el aliento siempre contenido ante el menor guiño o novedad de Europa. Agreguemos a la gran máquina los periodistas y egresados universitarios, en suma el "núcleo semiculto" de una franja de la clase media urbana. Pues bien, esa oligarquía ha fundado la versión canónica de la historia argentina". "Dos políticos notables del siglo XIX escribieron la versión sacra de esa leyenda oficial. El general Mitrey el doctor Vicente Fidel López establecieron sus puntos de partida. La historia argentina actual, dominada por el sistema cultural compulsivo antes mencionado, es la continuación del mitrismo". "Como hijos de su época y expresión del régimen bonaerense de poder, secularmente opuesto al interés de las provincias interiores, Mitre y López eligieron en su obra los hechos y valores que mejor convenían a la idea europea de la historia en tierras de América. Ahora bien, este es el punto central del dilema y la génesis de la falsificación posterior". "En esencia, sin la reconstrucción crítica de la historia y sociología argentinas no podremos comprender el presente". Ya sabemos que sucede cuando eso pasa.
"Quienes le han muerto, nunca entendieron
que su presencia en el gauchaje era inmortal".
Gustavo "Cuchi" Leguizamón, Chacarera del Chacho.
Para leer:
Alberdi, Juan Bautista: "Grandes y Pequeños Hombres del Plata" Garnier Hermanos, París, 1912.
Chávez, Fermín: "General Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho" Cuadernos de Crisis 16, Bs. As, 1975.
Chávez, Fermín: "Vida del Chacho" Ediciones Theoria, Bs. As. 1974.
Hernández, José: "Vida del Chacho y otros escritos en prosa" CEAL, Bs. As. 1967.
Ramos, Jorge Abelardo: "Las masas y las lanzas" Hyspamérica, Bs. As. 1985.
Rosa, José María: "La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas" Hyspamérica, Bs. As. 1985.
Sarmiento, Domingo Faustino: "Facundo", EAMP, Bs. As. 2010.
Sarmiento, Domingo Faustino: "El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos" Stockcero.
Ver también:
Ibatín, el antiguo Tucumán
Ruinas misteriosas
Ruinas misteriosas, episodio II
Molino Forclaz
La Posta de Yatasto
Pintadas históricas
El Fuerte de la Guardia de la Esquina
La Posta de Hornillos
Santa Felicitas
Publicado por Sergio
Sarmiento racista xenofobo e inescrupuloso que solo queria la eduacion para a lo que el consideraba "civilizado" bien muerto estés, una verguenza para la historia nacional.
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